Las condiciones que ofrece cumplir la operadora francesa en su compra de Jazztel por 3.400 millones de euros hacen referencia al aseguramiento de no crear ningún tipo de abuso de posición dominante en los mercados en donde opera y, en particular, en los de banda ancha fija, tanto minorista como mayorista, evitando que se produzca una distorsión de las tarifas que afecte negativamente al consumidor. Salvo Yoigo y las OMV -que no paran de crecer-, España se ha quedado con Movistar, Vodafone y Orange en poco tiempo, una maniobra que venía gestándose hace ya tiempo.
El procedimiento es similar al que Vodafone usó con ONO, compra que se hizo oficial en marzo de este año. Estas condiciones sobre las que el operador naranja no quiere hacer comentarios, se han remitido a la Comisión Europea y si se aceptan, a principios de diciembre tendría luz verde acortando así el tiempo si el expediente se devuelve a España para que sea la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) quien se encargue del asunto.