Hace pocos años no tuve más remedio que contactar con Movistar, porque tanto me habían hinchado lo que no se debería hinchar a los clientes que al final busqué mejores campos donde pastar. Llamé al teléfono correspondiente, que me atendió porque entonces yo era de contrato y tenía derecho a oir voces humanas, pero no amagué ni amenacé ni nada, sólo solicité la baja educadamente.
La amable señorita que me atendió no me preguntó nada ni me ofreció nada, se limitó a tramitarme la baja de manera profesional, inmediata y eficaz. ¿Cabe mayor regalo?
Gracias, Movistar, una vez más, jamás me cansaré de agradeceros que no tuviéseis interés por retenerme.