Fósil, decimonónico, anticuado, nostálgico, arcaico, dinosaurio, dogmático. Son más los epítetos que han caído en infinidad de discusiones. ¿La razón?, plantear que el modelo económico puede ser otro radicalmente diferente, es decir, democrático, propiedad pública de las principales palancas de la economía, la solidaridad como eje de las políticas económicas…
Hoy la fuerza de los hechos arranca todos los velos: bancos nacionalizados y llamamientos al estado para que salve al sistema, al sistema de la élite financiera.
Estamos inmersos según los expertos en una triple crisis, financiera, energética y alimentaria que socava las expectativas de vida de millones de personas… desde hace años.
Islandia e Irlanda hasta hace unas semanas eran estudiadas en las cátedras de negocios como ejemplos de modelos punteros. Pocos impuestos, mercado de trabajo desregularizado, facilidades para el consumo. Hoy son dos economías en bancarrota.
Hace 4 meses el gobierno de un país sudamericano anunció su intención de comprar la filial de un banco español. En España se señaló que esto era una práctica dictatorial. En EE.UU tacharon la medida de terrorista.
Solución: una nueva guerra.
En marzo del 2003 cuando los Estados Unidos iniciaron la agresión a Irak, el asesinato de miles de personas, las bolsas de todo el mundo experimentaron una de las mayores subidas de la historia. La sangre ajena es un buen valor.
(Afortunadamente, mientras haya fútbol y gran hermano, ¿qué importa lo demás?)