El "artista tecnológico" aleman Julian Oliver ha lanzado comercialmente un pequeño router del tamaño de un cargador, que permitirá a los más preocupados por su privacidad pasar a la ofensiva.
Ciborg Unplug monitoriza el espectro WiFi en busca de dispositivos susceptibles de ser empleados para el espionaje. No se trata de un jammer que ensucia las frecuencias WiFi con una portadora, sino que escucha la comunicación y a partir de la dirección MAC del cliente, determinando el fabricante, averigua si se trata de un drone, una cámara, micrófono WiFi o unas Google Glass, bloqueando su comunicación. Por una parte avisa acústicamente de su presencia y por otra lanza paquetes de desautentificación que obliga al cliente a desconectarse. Lo sorprendente es que esto puede hacerlo tanto para los clientes de su red como para los que están conectados a redes ajenas, algo que podría rozar la ilegalidad.
Saldrá a la venta el 30 de septiembre con un precio de entre 50 y 100 €.