Si por algo es reconocida la raza española en el mundo entero es por la valía de sus hombres, por su afán conquistador, por su ímpetu en el trabajo, por su abnegación y por sus grandes inventos reconocidos mundial y universalmente.
En 1956 el señor Bernat, fabricante de ese glorioso dulce nacional llamado peladilla, viendo a unos asquerosos mocosos meter y sacar con sus sucias manos este glorioso manjar, tuvo la inspiración sagrada y divina de meter un palo dentro de la peladilla para que así este dulce pudiera ser sacado e introducido de la boca sin tener que ser tocado por sucias manos. Chupa Chups se convirtió en el dulce por excelencia de todos los niños de todos los países de todos los continentes de todos los mundos de todos los universos de todas las realidades conocidas y desconocidas.
Un año después, en el glorioso año de Nuestro Señor de 1957, otro señor, en este caso, Manuel Jalón Corominas, tuvo la ingeniosa idea mientras tomaba copas en un bar de Zaragoza (¡viva la Virgen del Pilar!) de añadir un palo a un trapo, al trapo con el que todas las mujeres limpiaban de rodillas sus suelos. Y así, de este modo, dignificar las tareas propias de la mujer inventando la fregona, hoy día presente en todos y cada uno de los países de todos y cada uno de los continentes de todos y cada uno de los mundos conocidos y desconocidos.
A día de hoy, 2012, y mientras algunos desagradecidos, mientras algunos reclama-derechos, mientras algunos vagos dicen estar en huelga, la patronal, el gobierno y un montón de sabios del Fondo Monetario Internacional e importantes universidades estadounidenses y otras anglosajonas estudian y trabajan para terminar de introducir, todos a una, un palo en cada uno de los anos de cada uno de los trabajadores de cada una de las provincias que forman este territorio nacional llamado España.
