He leído con asombro que un jugador egipcio ha cometido el sacrilegio de llevar publicidad de una marca de vinos en su casaca... aunque juegue en la liga suiza, eso no le da derecho a cometer semejante blasfemia y menos mal que un atento abogado lo va a llevar ante los tribunales de Egipto para que le condenen, al menos, a un año de prisión. A mí personalmente se me antoja corta dicha pena, creo que como mínimo abría que cortarle las manos, para dar ejemplo.
En la edición en papel del diario deportivo As, se me ha caído la cara de vergüenza al leer que la organización saudí del amistoso que va a jugar en Riad el Real Madrid C. F. ha tenido que recordarles que es mejor que no lleven mujeres en la expedición merengue, faltaría más, porque sería una provocación hacia las mujeres de ese pais, las cuales como es obvio tienen prohibido el acceso a los campos de fútbol ya que distraen a los espectadores varones y a los fútbolistas.
El Real Madrid, un club con tanto señorío debería de haber caído en este tipo de detalles y no provocar a la civilizada y democrática sociedad saudí, en donde entre otras medidas certeras, las mujeres tambien tienen prohibido conducir de por vida (todos sabemos que las mujeres son la principal fuente de accidentes de coches, a ver si toman ejemplo aquí en España), ni tampoco pueden recibir atención sanitaria si no van compañadas de su tutor, padre, marido o hermano (o sea, su dueño), algo que no entiendo por qué no se aplica en nuestro país, muy dado a echarle la culpa a los inmigrantes de la sangría que producen en nuestra seguridad social, cuando son las féminas que por cualquier cosa van al médico, incluso cuando se rompen una uña.
Ainsss, Alah... maldita la hora en que abandonastes Al-Andalus en manos de esos infieles...