La revista Jot Down publica una extensa entrevista a la anterior ministra de cultura y autora de la ley antidescargas conocida como Ley Sinde, en la que revela algunos detalles interesantes sobre la gestación de la norma que lleva su apellido, como que fue una iniciativa suya en la que no recibió presiones directas de Zapatero.
Reconoce que las operadoras y la industria cultural dialogaron, pero que no hubo voluntad de acuerdo, que lo que buscaban era que el gobierno regulara por ley.
Los unos por no ceder en su modelo de negocio, que está anticuado y obsoleto, y los otros por no perder ni un euro de sus pingües beneficios por la venta de soportes físicos, de lectores y de dispositivos o bien de líneas telefónicas y de ADSL.
Aunque se fijó en el modelo de la Ley francesa Hadopi, descartó actuar contra los usuarios. "No me parece que eso de los tres avisos y el corte de la línea y del suministro de ADSL al usuario sea la solución", dice.
Crear la Ley Sinde le supuso un "linchamiento". "En otros países se ha resuelto sin el nivel de agresividad tan enorme que hay en este país, donde yo me sentía que estaba en una guerra fundamentalista. En una guerra de religiones.", menciona.
Al preguntarle sobre si recibió presiones de los lobbies culturales, contesta que no hay mayor lobby que Victor Domingo, presidente de la AI. Quita importancia a la influencia de la lista 301 del Gobierno de los EEUU que sitúa a España entre los países más piratas.
En el resto de la entrevista habla de la dimisión de Álex de la Iglesia, de la filosofía del "todo gratis" o de su sucesor Wert.