Esta es la historia de cómo alguien en Ikea A Coruña le ha robado algo más de sesenta Euros a una joven pareja, una cantidad que para la multinacional sueca seguramente no son nada y que a nosotros no nos sacan de pobres. No es una cuestión de dinero, es una cuestión de respeto y de confianza, confianza que hemos perdido en esta empresa a causa de las negligencias y la falta de responsabilidad hemos visto.
Esta historia nace el 25 de enero de 2012, cuando compramos unos armarios PAX, y en ese momento había una oferta para socios de Ikea Family que se reembolsaba el 20% de la compra mediante una tarjeta regalo que debía ser utilizada antes del 31 de diciembre de 2012. En el momento de la compra observamos que la tarjeta tiene caducidad del 31 de agosto de 2012, y le preguntamos a la persona que estaba en la caja; nos indicó que no nos preocupáramos que realmente era válida hasta diciembre. Confiados en la seriedad de Ikea, nos fuimos tranquilos a casa dónde archivamos la factura de compra junto con la tarjeta hasta que la necesitáramos.
Por circunstancias, durante este año no hicimos ninguna compra "abultada" en la tienda Ikea hasta el día de hoy, sábado 17 de noviembre de 2012. Antes de hacer la compra nos dirigimos a Atención al cliente para devolver una bombilla, comprada hace años, indicando que entendíamos fuera de garantía pero que estaba dando chispazos y olía a quemado para que se pasara al departamento de calidad por si había algún fallo en la cadena de suministro y evitar accidentes. La persona que nos atendió como "detalle" nos entregó un vale por un menú para el restaurante y nos fijamos que estaba caducado a 31 de agosto de 2010; "no pasa nada, es igualmente válido".
Hicimos nuestra compra y al ir a utilizar la tarjeta regalo en la caja nos dicen que está caducada, que caducó tal como indica en la fecha en la parte trasera, el 31 de Agosto. Indicamos que no es así y que se compruebe, a lo que empieza a aparecer gente (aquello parecía el camarote de los hermanos Marx, he llegado a indicar la fecha aproximada de la compra original al menos a 4 trabajadores de la empresa) y al final nos dicen que no hay problema, que nos llevemos nuestra compra de hoy y que al llegar a casa busquemos el ticket original y que con los dos tickets (el original y el de hoy) nos hacen el abono del 20% de la compra de Enero.
Transportamos los bultos a casa y después de comer localizamos en el A·Z de las facturas el documento de compra original y con él en la mano nos dirigimos de nuevo a Ikea A Coruña, a Atención al cliente, para que comprobaran la tarjeta, el ticket y confiados en la información que nos habían facilitado por la mañana de que se nos haría el abono. Nos atiende una chica muy amable identificada como Raquel a la que contamos la historia y nos pide la documentación para comprobar. Ante nuestras caras de perplejidad nos indica que esa tarjeta no se corresponde con la numeración que figura en nuestro ticket de compra del 25 de enero, que jamás ha estado activa (para nosotros éste dato es fundamental, ¿cómo hemos conseguido nosotros una tarjeta de regalo de Ikea que no está activada?) y que si nos habremos confundido de tarjeta (imposible; ha estado 10 meses guardada en una carpetilla junto con la factura original). Le insistimos que debe ser un error y le preguntamos por la numeración de la tarjeta que teóricamente nos deberían haber dado, a lo que nos contesta que esa tarjeta se utilizó en una compra en tienda el 30 de abril de 2012, y que si estábamos seguros de que no la habíamos utilizado. Como le indicamos que era totalmente imposible dado que en esas fechas no nos encontrábamos en la ciudad, imprimió una copia del ticket de compra en que se consumió "nuestra" tarjeta, a lo que le respondimos que ni teníamos esos productos. Como en el ticket constaba el uso también de una tarjeta de devolución rastreó este último hasta llegas a que se había emitido el día 30 de abril, y que la persona a la que se le había emitido previamente había consultado el saldo de nuestra teórica tarjeta regalo.
Ante nuestras caras, que ya habían pasado de la incredulidad del primer momento a un cabreo considerable pasando por la indignación, realizó varias llamadas y nos dijo que en todo caso éramos nosotros los responables de demostrar que nos habían entregado una tarjeta errónea en caja en Enero, en el momento de la compra, que en la propia tarjeta figura el texto "Ikea no se hace responsable en caso de hurto o pérdida" y que lo sentía pero que no se podía hacer nada en este caso. Además, cuándo le pedimos un duplicado del ticket que supuestamente se nos emitió el 30 de abril en el que se consumió el saldo de "nuestra" tarjeta nos dijo que no podía, que no estaba autorizada. No lo entendemos, ¿no se supone que ese ticket se nos ha emitido a nosotros dado que en él se supone también que hemos utilizado la tarjeta que Ikea afirma se nos entregó en enero? Es decir, el mismo ticket que sirve para probar que hemos consumido el saldo no se nos puede facilitar porque nosotros no hemos hecho la compra. Cuando le preguntamos cómo era posible que nosotros tuviéramos una tarjeta en nuestro poder que, insisto, "no ha sido activada nunca" se limitó a indicar que están en las cajas y cualquiera las puede coger.
Y nosotros nos preguntamos, ¿con qué confianza vamos ahora a ir a comprar a Ikea y vamos a dejar nuestras tarjetas bancarias en poder de sus cajeros? Porque para nosotros está claro, o ha sido un error de la cajera al entregarnos la tarjeta regalo y darnos una sin activar a nosotros y la nuestra a otro cliente o... en fin, otra cosa que siendo malpensados podría entenderse como "nos da una inactiva a nosotros y la nuestra a un amigo". Y errores está claro que se cometen, primero porque nadie es infalible y segundo, porque durante el embrollo en caja con la famosa tarjeta regalo no activada, iban a darle nuestra tarjeta Visa a otro cliente por error, que realizaba su compra en la autocaja de al lado.
En cualquier caso sólo nos queda la indignación por respuesta, porque 11 meses después no tenemos forma de demostrar que nosotros no hemos robado una tarjeta sin activar, no tenemos forma de demostrar que nosotros no hemos entregado la tarjeta que supuestamente un empleado de Ikea nos entregó, ni que la cajera en el momento de la primera compra cometió un error al darnos la tarjeta. ¿Pero de verdad Ikea piensa que sus clientes tramamos estas tretas para estafarles? ¿Piensan que vamos a estar 11 meses preparando un timo de 60 euros? Es un insulto hacia nosotros como clientes de esa empresa que se nos haya tratado de esta manera; y la impotencia que en estos momentos sentimos no se compensa con 60 euros; la rabia hacia una empresa a la que hemos comprado muebles desde antes de que siquiera la tienda de Coruña fuera un proyecto, en la que hemos gastado muchos miles de euros que nos cuesta un gran esfuerzo reunir. Nos sentimos estafados, pero sobre todo, hemos perdido la confianza que teníamos en la marca Ikea, y va a ser muy difícil que la recuperen para nosotros, porque sentimos que alguien en Ikea nos ha robado, que a Ikea le da igual, y eso es muy difícil de olvidar. No sólo tenemos la certeza de que nos han robado, sino que tenemos que demostrarlo! Kafka haría una gran parábola con todo esto.
Somos conscientes que en un monstruo como Ikea el beneficio que obtendrían con nuestro futuro consumo sería un grano de arena en medio del desierto, pero desde luego en el futuro no será nuestra primera opción Ikea para la compra de absolutamente nada, y pasa a ser el último recurso, donde acudir cuando no haya ningún otro proveedor que pueda satisfacer la necesidad.
Y finalmente una sugerencia; ya que este tipo de promociones están asociadas al uso de un programa de "fiedelización" como el Ikea Family, podrían hacer que la tarjeta regalo se asocie con la tarjeta Ikea Family para poder ser utilizada. Nos parece increíble que cualquiera pueda haber utilizado una tarjeta supuestamente nuestra y que tengamos que ser nosotros los que demostremos que nos han robado.