“...¡buenos días!, le atiende un trabajador precario, ¿en qué puedo ayudarle?...”
No somos lo que decimos :
no somos Movistar, no somos Telefónica, Amena, BBVA, DigitalPlus, Vodafone, Ministerio de Hacienda, Aguas de Barcelona, Endesa, Bomberos...
Somos los otros, y mentimos para poder vivir, mentimos para poder pagar el aquiler, para ahorrar y pagar una casa que nunca será nuestra. Mi vida no es mía sino de la empresa que me contrata este mes. Algunos de nosotros seguimos en casa de nuestros padres, o quizás estamos estudiando sin una beca que nos cubra, formándonos complementariamente porque hoy, una licenciatura, ‘vale’ poca cosa. Necesitamos dinero y salimos a buscar curro. Con muchas vueltas y un poco de suerte encontramos trabajo, pero ¡¡¡en qué condiciones!!!. Trabajo infrapagado, por debajo de nuestras capacidades, de nuestras aspiraciones, trabajo temporal y precarizado.
Somos los trabajadores polivalentes, este mes soy el panadero o la ecuatoriana que te limpia la casa, el abogado que te pone las copas ,la madre soltera o casada que friega los platos en sus ratos "libres", el biólogo que te atiende al téléfono o la pedagoga que te escucha en el mostrador de un comercio del centro, el estudiante que te hace el café, somos los maestros que te llevan la pizza...
Somos invisibles, no tenemos rostro. Vivimos de nuestras palabras y no tenemos voz para exigir nuestros derechos, nuestra dignidad, lo que somos, los productores de la riqueza social del mundo. Somos los contorsionistas de la flexibilidad. Hemos visto desparecer el nombre de nuestra empresa de la fachada del edificio,y volver a aparecer en otras ciudades, con otros sin rostro como nosotros, hemos visto desaparecer nuestros derechos sociales, nuestros contratos... ¿cual tendré éste mes?, ¿tendré tiempo para preguntarlo?...
Una hora de mi trabajo no me llega para pagar una entrada del cine, ¿un kilo de carne?, ¿un paquete de tabaco?...Pero es curioso que un segundo de más en mi descanso produce infinitos perjuicos económicos para la empresa que me contrata, y ¡cómo no! merecen siempre una regañina de alguien tan invisible como yo. Mi tiempo de vida no vale tanto como el TMO (Tiempo Medio Operativo) que tengo para atender una llamada.
Tengo que cubrir suficientes llamadas, con suficiente calidad para cobrar incentivos tan invisibles como yo, ¿mi vida ?, ¿y mi trabajo?... por si acaso me cuelgo un cronómetro al cuello.
Pero sabemos que si se puede:
¡si se puede recuperar nuestro rostro!, ¡si se puede recuperar nuestro tiempo!, ¡si se pueden recuperar nuestra dignidad!, ¡si se pueden recuperar nuestros derechos!
Y LO SABEMOS PORQUE AQUÍ ESTAMOS, SI HOY LLAMAS ESTARÁ COMUNICANDO, Y SIN EMBARGO ESTAMOS HABLANDO, GRITANDO, EN LUCHA , DESCUBRiENDO NUESTROS ROSTROS, EN HUELGA... ÉSTA VEZ SÍ SOMOS NOSOTROS Y DECIMOS LA VERDAD.
“...gracias por su llamada, le recordamos que es gratuita... casi tanto como nuestro trabajo. ¡buenas tardes!...”