Informa una vez más la Asociación de Internautas que el 7 de julio de 2008 en una reunión conjunta del comité de Mercado Interno y Protección del Consumidor (IMCO), e Industria, Investigación y Energía (ITRE), fue aprobado en primera lectura en Comisión, el Paquete de Telecomunicaciones, que en principio parecía no tener otra finalidad que la de establecer reglas para los operadores de telecomunicaciones y los ISPs a través del mercado único europeo. Sin embargo según la información que corre por la Red, el referido paquete afecta a cinco Directivas y contiene más de 800 enmiendas, aunque especialmente preocupantes son las conocidas como H1, H2, H3, así bautizadas por corresponderse con la inicial de su patrocinador el Eurodiputado británico Malcolm Harbour (Partido Conservador).
A su vez estas enmiendas vendrían a completar y desarrollar el contenido de otras dos enmiendas recientemente aprobadas en otro Comité, el de Justicia y Libertades Civiles (LIBE), a propuesta del también Eurodiputado británico Syed Kamall, las denominadas por idénticas razones como K1 y K2, referidas a "medidas técnicas" para evitar o detectar infracciones de propiedad intelectual.
Estas medidas técnicas permiten la instalación y ejecución forzosa de software espía (spyware) capaz de monitorizar y filtrar las comunicaciones electrónicas de los usuarios como veremos, se complementa con la enmienda H1 relativa a la computación de confianza y las H2 y H3 que imponen a los ISPs la obligación de trabajar conjuntamente con la policía privada de los productores de contenidos y de las gestoras de derechos de autor.
La enmienda K2 autoriza el procesamiento automático de los datos de tráfico sin consentimiento del usuario si este tratamiento se practica para garantizar "la seguridad de un servicio público de comunicaciones electrónicas, comunicaciones electrónicas públicas o privadas, un servicio de la Sociedad de la Información y equipos de comunicaciones electrónicas". Esto, en la práctica, supondrá una absoluta desprotección de los datos personales y un ataque directo a la privacidad, ya que permite a las empresas controlar de manera remota las comunicaciones electrónicas de los usuarios sin su consentimiento.
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