A finales de los 2000, España vivía la fiebre de los OMVs: operadores pequeños, frescos y agresivos que prometían romper con los abusos de las grandes telecos. Entre ellos apareció ZeroMóvil, una nueva compañía nacida en Murcia que, con cobertura de Movistar, móviles "gratis" al recargar y videollamadas incluidas, aspiraba a conquistar medio millón de clientes.
Todo parecía una historia más de emprendedores valientes intentando hacerse un hueco en el mercado.
Pero lo que empezó como una aventura de telecomunicaciones… acabó dando un giro tan inesperado como surrealista.
Uno que implicaría latas de sardinas, estupefacientes, y cinco detenidos por la Policía Nacional.
Esta es la historia de ZeroMóvil, el operador que prometía cobertura nacional… y terminó saliendo en las noticias por algo muy distinto.
- 1 🏁 El nacimiento de Telecomunicaciones Zero-Móvil España S.L.
- 2 📈 Ambición a lo grande: medio millón de clientes y móviles “gratis”
- 3 📶 De lo mejor del mercado… al bajón sin aviso
- 4 💰 "Te pago tu permanencia": la última apuesta (y el principio del fin)
- 5 🚔 El escándalo estalla: hachís, sardinas… y cinco detenidos
- 6 🏪 Silencio absoluto: franquiciados abandonados y sin respuestas
- 7 📴 El apagón final: 16.000 clientes sin cobertura
🏁 El nacimiento de Telecomunicaciones Zero-Móvil España S.L.
Diciembre de 2008. En el registro mercantil aparece una nueva sociedad limitada con sede en Murcia: Telecomunicaciones Zero-Móvil España S.L. Su capital inicial es modesto, como muchas startups de la época: apenas 3.010€. Sin embargo, en febrero de 2009, la empresa realiza una ampliación de capital de 49.850€, dejando el total en 52.860€, lo que demuestra que el proyecto iba en serio y que había inversores dispuestos a apostar fuerte.
En plena expansión del mercado de operadores móviles virtuales (OMV), ZeroMóvil entra en escena como uno más de los que intentaban hacerse un hueco frente a los grandes. Tras negociar con varias redes, acaban cerrando acuerdo con Telefónica, lo que les permite ofrecer cobertura nacional a través de la red de Movistar, un sello de calidad en aquella época en cuanto a cobertura rural.
El lanzamiento comercial no tarda en llegar, y lo hacen con buen ritmo: alcanzan las 1.000 líneas en su primer mes de vida, apoyándose en 5 puntos de venta propios en Murcia y 41 más repartidos por el resto de España. Todo esto sin grandes campañas nacionales, lo que indicaba un arranque más sólido de lo esperado.
Además, apuestan por funciones que en ese momento suenan modernas: videollamadas gratuitas entre clientes de ZeroMóvil, algo que trataban de vender como su valor diferencial tecnológico. Una propuesta que parecía tener futuro… aunque nadie imaginaba cómo acabaría realmente esta historia.
📈 Ambición a lo grande: medio millón de clientes y móviles “gratis”
Con el motor ya en marcha y las primeras líneas activas, Telecomunicaciones Zero-Móvil España S.L. no se conforma con ser “una más”. En sus primeras declaraciones públicas, los directivos presentan un plan ambicioso: llegar a 500.000 clientes. Una cifra que, en pleno 2009, no era precisamente modesta para una OMV recién nacida.
¿La estrategia? Una combinación de captación agresiva en tiendas físicas y promociones llamativas. En enero de 2010 lanzan su primera gran campaña de prepago:
“Recarga saldo y llévate un móvil gratis.”
El sistema era sencillo y atractivo para el público general:
- Con una recarga de 20€ te llevabas un Nokia básico (Nokia 1661) totalmente gratis
- Si recargabas 30€, podías elegir un modelo superior (Nokia 2720)
- Sin permanencia, sin contrato, con tarjeta SIM incluida
La idea era clara: mover volumen, dar imagen de generosidad y ganar cuota de mercado por el boca a boca. Y funcionó en cierta medida. En muchas tiendas, sobre todo en Murcia y Andalucía, los terminales se agotaban rápidamente.
En febrero de 2010 redoblan la apuesta y empiezan a ofrecer móviles también en modalidad de contrato, algo que los colocaba a la altura de operadores mucho más grandes.
- Teléfonos Nokia desde 0€ (Nokia 5130, 7100, 6303, 5310)
- Otros modelos un poco más avanzados con un pago único de 39€ o 49€ + IVA (Nokia 6700 y Nokia 5800)
Todo esto daba la imagen de una operadora seria, con recursos, que no tenía miedo de jugar en primera división. Pero detrás de esa fachada comercial… ya empezaban a notarse algunos síntomas preocupantes.
📶 De lo mejor del mercado… al bajón sin aviso
En sus primeros meses, ZeroMóvil ofrecía unas tarifas que eran, sin exagerar, de lo más competitivo del mercado. En pleno 2010, cuando muchos OMVs aún vivían del precio por minuto y los datos eran casi un lujo, ellos ofrecían una tarifa plana de 3 GB por solo 20€.
Esta agresividad comercial les permitió hacerse un hueco rápido entre usuarios jóvenes, techies y quienes buscaban algo más que solo llamar y enviar SMS. La tarifa era buena, y la cobertura Movistar les daba un respaldo técnico que otros OMVs no tenían.
Pero la alegría duró poco.
Sin previo aviso, y apenas unos meses después, cambiaron completamente las condiciones:
- La tarifa de 3 GB/20€ desapareció
- En su lugar, lanzaron una nueva tarifa de solo 1 GB… por 30€
Un cambio inexplicable que multiplicaba el precio por GB por más de cuatro, y dejaba fuera de juego a todos los que se habían sumado atraídos por la promesa de navegación sin límites.
Y por si fuera poco, los móviles que ofrecían “gratis” en contrato llevaban incorporada una permanencia mínima de 18 meses, lo que ataba a los usuarios a tarifas peores y sin posibilidad de salir sin penalización.
La sensación en los foros era clara:
“Nos han metido la trampa después de picar con lo bueno.”
Y aún así, ZeroMóvil no había llegado a su capítulo más arriesgado. Eso vendría en verano, con una oferta que parecía demasiado buena para ser real…
💰 "Te pago tu permanencia": la última apuesta (y el principio del fin)
En junio de 2010, ZeroMóvil lanza una campaña de captación sin precedentes entre las OMVs españolas:
“Te pago la penalización si te vienes con nosotros.”
La promoción prometía abonar hasta 100€ de la permanencia pendiente con tu operador anterior, algo que sonaba demasiado bueno para ser verdad. El mensaje era claro: “cámbiate sin miedo, nosotros nos hacemos cargo.”
Pero claro, el plan tenía letra pequeña… mucha.
Para beneficiarse del pago, el cliente debía cumplir varias condiciones:
- Contratar una línea con terminal subvencionado,
- Aceptar una permanencia de 24 meses,
- Y comprometerse a un consumo mínimo mensual de 40€ + IVA.
Es decir: un perfil de cliente de alto valor, justo lo contrario al tipo de público que normalmente busca una OMV low-cost. Esto generó cierta confusión e incluso enfado entre usuarios, ya que se estaba alejando del modelo original de tarifas competitivas y sin ataduras.
A ojos del mercado, esta campaña sonaba más a movimiento desesperado que a estrategia ganadora. Estaban “comprando clientes” a un coste altísimo, y los ingresos previstos por consumo no parecían justificarlo… salvo que todo lo demás fuera secundario.
Y efectivamente, lo era.
Porque apenas un mes después de esta campaña, el verdadero escándalo estalló. Y lo que parecía una OMV agresiva pero legítima… se reveló como algo muy distinto.
🚔 El escándalo estalla: hachís, sardinas… y cinco detenidos
El 10 de julio de 2010, la historia de Telecomunicaciones Zero-Móvil España S.L. dio un giro tan inesperado como increíble. Cinco de sus directivos fueron detenidos por la Policía Nacional y la Agencia Tributaria en el marco de una operación antidroga internacional.
¿El motivo?
Introducir más de 11 toneladas de hachís en España ocultas en latas de sardinas congeladas.
El alijo fue interceptado en el puerto de Algeciras, procedente de Marruecos, y lo que parecía una importación normal de productos alimenticios resultó ser una tapadera perfecta: el hachís venía prensado dentro de latas industriales de conserva.
Las autoridades confirmaron que la operación criminal estaba directamente vinculada con los responsables de ZeroMóvil, que utilizaban la estructura empresarial, logística y red comercial del operador como pantalla para las actividades de contrabando. La empresa combinaba la distribución de tarjetas SIM, teléfonos móviles y productos de alimentación como parte de su negocio declarado, lo que les facilitaba el movimiento de mercancía sin levantar sospechas.
El caso saltó rápidamente a la prensa con titulares dignos de novela negra:
“Una OMV implicada en tráfico de drogas con sardinas como camuflaje.”
Lo que parecía una pequeña operadora murciana con sueños de competir con los grandes se reveló como la tapadera de una red internacional de narcotráfico.
Pero el golpe más duro todavía estaba por llegar para sus miles de clientes.
🏪 Silencio absoluto: franquiciados abandonados y sin respuestas
Mientras la prensa se hacía eco del escándalo por tráfico de hachís y los directivos de ZeroMóvil pasaban a disposición judicial, una parte fundamental de su red comercial quedaba totalmente desamparada: los franquiciados.
La empresa había creado una red de tiendas bajo el modelo de franquicia, especialmente en Murcia, Andalucía y zonas del Levante. Muchos de ellos habían invertido miles de euros en acondicionar locales, comprar stock de tarjetas SIM y móviles, e incluso contratar personal, confiando en la expansión prometida por la marca.
Pero tras la detención de los responsables, nadie respondía al teléfono en la sede central, no se atendían correos electrónicos, y la web oficial desapareció sin previo aviso. Algunos franquiciados, entrevistados por medios como Movilonia, declararon estar “preocupados, desinformados y completamente solos”, sin saber si debían cerrar, continuar o qué hacer con sus clientes afectados.
Además, al depender de la central para altas, activaciones y portabilidades, la actividad comercial quedó congelada de un día para otro, y muchos comercios sufrieron pérdidas irreparables.
ZeroMóvil no solo dejó colgados a miles de usuarios, sino también a decenas de pequeños empresarios locales que habían creído en el proyecto y que acabaron arrastrados en su caída.
📴 El apagón final: 16.000 clientes sin cobertura
Apenas un mes después del escándalo del hachís, el 25 de agosto de 2010, lo que quedaba de ZeroMóvil se desplomó del todo. De forma repentina, sus 16.000 clientes se quedaron sin servicio móvil. Sin llamadas, sin datos, sin red.
La causa oficial fue un “problema técnico con el operador de red”, según los escasos comunicados que circularon en medios locales. En realidad, Telefónica cortó el acceso a su red mayorista, dejando fuera de juego a toda la infraestructura de ZeroMóvil, que dependía completamente de ella.
La caída fue total y sin aviso. Miles de personas, muchas de ellas con líneas contratadas en prepago y contrato, perdieron cobertura de la noche a la mañana, sin posibilidad de portabilidad inmediata ni compensación.
Sin soporte técnico, sin atención al cliente activa y con sus directivos en los calabozos, ZeroMóvil desapareció del mapa tan rápido como había llegado.
Lo que prometía ser una revolución low-cost acabó siendo una historia digna de hemeroteca:
una operadora que nació con ambición, creció con agresividad comercial y terminó apagada… entre sardinas, hachís y silencio administrativo.
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