Vodafone y Ono iniciarán a partir de septiembre un proceso de negociación con los sindicatos para despedir a 1.300 empleados de la estructura de ambas empresas. Se trate de una "medida necesaria" para dimensionar adecuadamente la compañía tras la absorción de Ono "y poder competir con éxito en un entorno muy exigente".
Las razones que alegan son que "las redundancias generadas por la integración de ambas organizaciones, la caída de ingresos y de EBITDA de ambas compañías en los últimos años, acompañada de una fuerte inversión en redes de nueva generación, que exige mayores niveles de eficiencia".