En casa, y nada mejor dicho que en casa, no en casa del banco, porque no estoy hipotecado, compraron un vino tinto tempranillo bastante rojo, tirando a negro, que viene en una botella opaca de color negro. Bueno, pensé, será para que no le afecte la luz. Hoy me serví ese vino, mientras estaba almorzando, y me tocó vaciar la botella. Cuando voy a tomar el vino encuentro la copa toda cagada, toda llena de una especie de arenilla negra. Claro, para eso lo envasan en una botella de color negro..., para que el consumidor no vea toda esa mierda negra sedimentada en el fondo de la botella.
Moraleja, justos por pecadores, no volveré a consumir vino de la Pandereta jamás en la vida. De ahora en adelante sólo consumiré vino gabacho.
En otro orden de cosas hoy vi en la mesa un puñado de boquerones fritos, pero ¿de dónde coño sacaron esos boquerones si aquí, en mi zona de residencia, no hay boquerones? Pregunto por la procedencia de los boquerones y resulta que son griegos. Voy al congelador y veo una bolsa de boquerones griegos congelados. Pero vamos a ver, que yo sepa el mar Mediterráneo es el vertedero europeo, africano y asiático. Ese mar está lleno de mierda hasta los topes, y hasta los romanos y los fenicios meaban y cagaban dentro del mar Mediterráneo, y en la Roma antigua se llamó Mare Nostrum (mar para depositar NUESTRA mierda) porque todo el mundo pensaba que ese mar era un retrete unisex y un cubo de basura mojado. Toda la mierda del Imperio Romano está todavía dando vueltas por el mar Mediterráneo, pues ese mar es como una charca estancada de agua podrida mezclada con el vómito de los canis. Por cierto, los boquerones estaban más duros que carne de pescuezo.
Moraleja, antes de volver a consumir pescado miraré que sea fresco y marino, que no sea pescado congelado del supermercado, ni que sea pescado de granja alimentado con pienso, que más que escamas tienen plumas.
Hoy, sin saberlo, me convertí en un coprófago.