Si es demasiado chorra, borradlo; no diré ni mu.
Todo manual de GNU/Linux que se precie acaba haciendo una mención a los enlaces duros (hardlinks), pero desde que comencé a tratar con este sistema hace doce años nunca les había encontrado una utilidad práctica. Los enlaces simbólicos o blandos (symlinks), por el contrario, se emplean habitualmente.
Más o menos, todos sabréis que buena parte de los streams en Flash (entre ellos, los de Youtube) se guardan en la caché del navegador. Históricamente, siempre se podían recuperar de ahí sin necesidad de recurrir a herramientas externas. Pero en Adobe decidieron que eso debía acabarse y hace tiempo que implementaron una función de "autodestrucción" en cuanto el archivo de vídeo se terminaba de descargar.
Para evitarlo, no hay más que localizar el archivo en cuestión en la correspondiente caché (filtrar por tamaño y última modificación suele facilitar la tarea) y, mientras se está cargando (claro), hacer un enlace duro en otra localización, siempre en la misma unidad y misma partición.
ln ~/.navegadorencuestion/cache/archivo ~/archivo
Una vez cargado del todo, Flash dará la orden al navegador para borrarlo. Cosa que hará sin misericordia. Pero claro, la característica útil de los enlaces duros es que, para borrar definitivamente el archivo, hay que cargarse también aquéllos. Como conservamos al menos uno, el archivo sobrevive y podemos añadirlo a nuestra colección multimedia.
Por cierto, los directorios de configuración personal y caché de Chrome y Chromium están en ~/.cache. Los demás navegadores suelen tener su directorio oculto propio en ~.