¿Qué es un troll?
Según la Wikipedia en Español, que contiene un artículo sobre los trolls francamente recomendable (es.wikipedia.org/wiki/Troll_de_Internet), un troll es "una persona que escribe mensajes groseros u ofensivos en internet para interrumpir la discusión o enfadar a sus participantes".
El ejemplo más habitual es el que busca claramente la reacción de otros usuarios de la página, bien sea del propio autor u otros participantes en la misma, lo que ha dado lugar a la muy utilizada frase de "don't feed the troll" ("no alimentes al troll") referida a que lo más recomendable con un troll es simplemente ignorarlo, no hacerle caso. "La única manera de tratar con trolls es limitar su reacción, recordar a los demás que no respondan a los trolls. Si intenta razonar con un troll, él gana. Si insulta a un troll, él gana. Si chilla a un troll, él gana. Lo único que los trolls no pueden aguantar es que se les ignore.
Y es que efectivamente, los trolls buscan, a través de mensajes incendiarios, descalificativos, insultantes, sarcásticos o disruptivos, trastornar a la comunidad, arrastrar a sus usuarios a una discusión o confrontación sin sentido. Su actuación puede responder a dinámicas meramente ocasionales ("he llegado a este sitio, al que probablemente no voy a volver y, sin conocer para nada su dinámica habitual o sus reglas no expresas, dejo un mensaje insultante") o a agendas ocultas de variados tipos interesados en perturbar de manera más o menos constante el funcionamiento de determinadas comunidades (con el fin de molestar, provocar un funcionamiento incómodo, reducir su nivel de participación influencia o simplemente desacreditar a las personas o el contenido de los mensajes emitidos en ellas).
Detrás del término troll se esconde, en realidad, un enorme componente de subjetividad, que en ocasiones puede llevar a calificar como troll a todo aquel que se aparta de las posiciones predominantes en un foro determinado. Sin embargo, es importante destacar que el calificativo no debe utilizarse para designar un fondo, sino únicamente una forma: un troll es aquella persona que inserta un comentario que, independientemente de su contenido, utiliza un tono que se aparta de lo aceptable conforme a las normas más elementales de la educación.
Un cobarde que no se muestra
Por alguna razón, los trolls no se sienten obligados por las normas habituales de cortesía o responsabilidad social. No es el hecho de disentir lo que hace al troll, sino el cómo se disiente. La norma básica de sentido común que permite tener una cierta tranquilidad al aplicar el calificativo es el considerar si un comentario está escrito de una manera que permitiría su utilización en un contexto no electrónico, es decir, con las dos personas, emisor y receptor, situados cara a cara.
Una norma de la que emerge una de las características más claras de los trolls: su profunda e inequívoca cobardía. Así, el troll se esconderá, de manera generalizada, detrás de un anónimo o un pseudónimo que oculte su identidad, incluso en ocasiones enmascarándose como algún otro participante habitual del foro o como varios de ellos, que pueden además actuar de manera coordinada para provocar así un daño mayor.
El verdadero dilema del fenómeno del trolling es el componente que tiene éste de agresividad de comportamiento capaz de provocar dolor y desánimo. De hecho, los trolls son, en este momento, uno de los obstáculos más serios para el restablecimiento de una verdadera sociedad participativa, algo que obliga a muchos sitios a plantearse la viabilidad de sus alternativas.
Una profesión con mala leche
En el fenómeno del trolling es importante diferenciar entre el troll de único ataque y el sistemático. En principio, el troll de único ataque suele responder a una dinámica de búsqueda: llega a la página a través de un buscador y con un término de búsqueda definido y, sin detenerse a analizar variable de contexto alguna, reacciona de manera desabrida contra algo que ve en ella y no le gusta. Se trata habitualmente de un mero exabrupto, de un fenómeno aislado por parte de una persona que, habitualmente, no suele volver a pasarse por el foro. El problema en este caso es relativo: basta ignorar al troll o eliminar su comentario si esto resulta coherente con las directrices de la página, para aislar el problema.
En segunda fase, algunos trolls tienden a volver al sitio, cual asesino que vuelve al lugar del crimen, a comprobar las consecuencias de su acto. En esos casos, el troll puede sentirse alentado si ve que su acción provocó una reacción: a mayor dimensión de la reacción (o flame war) provocada, mayores posibilidades de que el troll "adopte" el sitio como lugar habitual para sus fechorías. En principio, el troll aislado u ocasional no resulta especialmente peligroso si no escala, y basta ignorarlo o adoptar algunas medidas razonables que dificulten su acción para hacerle desistir.
El verdadero problema surge cuando hablamos de trolls recurrentes. Éste responde a dinámicas de casualidad claras e intencionadas contra la empresa, autor o autores de la página, sujeto mencionado habitualmente, etc. A mayor visibilidad, típicamente, mayor incidencia de trolls. En este caso, se trata de individuos que pretenden conseguir algo, provocar un daño determinado más o menos indiscriminado o específico: un descrédito, un ataque psicológico, un cierto nivel de disuasión, temor o miedo, la imposición de costes derivados de la supervisión que dificulten la actividad, etc.
La acción de un troll recurrente pude ser considerada, en sí, un acto de acoso, y ser perseguible por la ley, razón por la cual él tiende a sofisticarse, tomar precauciones, enmascarar su dirección IP, operar desde lugares anónimos, actuar con múltiples nombres para crear una falsa sensación de mayor credibilidad, etc. A partir de ciertos niveles de recurrencia e intensidad, es algo que debe decididamente ser perseguido. Cuando se trata, además, de acciones puramente personales y obsesivas, el troll suele esconder trastornos psicológicos que pueden ocasionalmente llegar a la agresión física. (fragmento de un artículo publicado en la revista PC Actual núm. 193).
Antídotos contra los trolls.
Al troll no hay que responderle en caliente.
El troll se caracteriza por utilizar cobardemente la pantalla para decir a una persona una serie de cosas que jamás se atrevería a decirle si la tuviese delante: no caigas en la misma dinámica, mídete, no contestes, practica la indiferencia, y usa tu dedo únicamente para apretar la tecla "Del" sin que te tiemble la mano lo más mínimo.
No te muestres sensible al estímulo, a la provocación... no alimentes al troll: en cada momento en que muestres debilidad, en cada instante en que manifiestes algún tipo de sufrimiento, el troll te habrá ganado una batalla.