Pues que ellos, los inmigrantes, asfalten el terreno para que no haya polvo. (Estáis en un descampado, ¿qué esperábais?
Que ellos, los inmigrantes, construyan urinarios de cerámica con su cisterna correspondiente y caben fosas sépticas. (las letrinas siempre están en lugares apartados por cuestiones obvias de salubridad).
Que ellos, los inmigrantes, acudan a la tienda de muebles más cercana a comprar somieres, colchones, sábanas y almohada. (Los camastros tienen un uso eventual y quienes les atienden también hacen uso de los mismos)
Que ellos, los inmigrantes, vayan al mercado, supermercado, carnicería... y se provean de la comida que antes del terremoto también podían adquirir. (Los suministros son limitados pero cumplen están organizados para que cumplan su cometido nutricional. Los que les atienden comen lo mismo también).
No es solidaridad lo que se hace con esta gente, es nuestra obligación y se les da lo que mejor se puede dadas las circunstancias. Además la ciudadanía española (nacionales y extranjeros) se han volcado como sucede en otras ocasiones y esta no ha sido menos. Tampoco se trata de alojarles en hoteles porque no es de recibo. Me parece insultante que siempre se estén lamentando, protestando, menospreciando la tarea tanto de profesionales como voluntarios que ofrecen lo mejor de sí mismos. Que valoren a ver que se les ofrece aquí y que tendrían en idénticas condiciones en sus países de origen.