David Bravo cuenta la situación de indefensión en la que se han encontrado las personas a las que la Comisión Sinde ha enviado requerimientos durante el mes de agosto.
El principal problema es que la Comisión solo acepta comunicaciones a través de internet y rechaza las que se realizan por correo ordinario. El sistema de notificaciones online funciona realmente mal, a juzgar por los comentarios de David Bravo, que para poder utilizarlo tuvo que configurar a medida dos ordenadores, uno para enviar formularios y otro para recibirlos.
Otro obstáculo es la exigencia de que los acusados demuestren su inocencia. Cita el caso de un cliente que vendió su web en el 2008, y con la única prueba de un whois obsoleto (actualmente figura otra persona), exigen que este demuestre documentalmente que vendió la web.
También hacen oídos sordos a las peticiones para que se identifique su interlocutor, con el fin de poder ejercer el derecho de recusación (para saber si la persona que hay al otro lado es imparcial o hay conflicto de intereses).
Un cúmulo de despropósitos que no se sostendrían si detrás del funcionamiento de la Comisión estuviesen profesionales de la justicia.