En vez de stop hago cedas.
Pues eso, no hagas un stop, haz un ceda con cuidado.
Eso hacía yo antes, hasta que un día, en lugar de parar del todo, me pasé un stop sin parar y a unos 3 kilómetros por hora porque no había ningún otro vehículo ni alma viviente en doscientos metros a la redonda. Era una carretera secundaria donde no había nadie, salvo un señor vestido de verde más adelante que me hizo señas de que parase.
Ante mis explicaciones el probo funcionario me decía que sí, que comprendía que no hubiese parado del todo porque realmente no hacía falta, y que no me iba a multar porque había visto que yo me había saltado el stop con mucho cuidado y pisando huevos. Pero que mi infracción era perfectamante multable, y tenía razón. Un stop obliga a reducir la velocidad a cero kilómetros por hora, y cero quiere decir cero. Y hay que recaudar, cuidado.
Desde aquel día, cada vez que llegaba a aquel stop u otros semejantes me paraba un ratillo aunque no viniera ni San Pedro bendito, y me tiraba quince o veinte segundos parado tranquilamente mirando a todos lados por si había algún otro señor de verde por allí. Total, no solía tener prisa, y si alguien de atrás me pitaba que pitase.
Pero yo en el espejo no visto nada por eso he salido, mi pregunta como veis en el espejo bien.
Cuidado con los ángulos muertos de los espejos, que puede haber otro vehículo y no lo ves. O puedes ir tú en el otro vehículo, una Vespa por ejemplo, y que el del coche te tire al suelo al cambiar de carril porque no te ha visto, como me pasó a mí subiendo por Atocha, en Madrid, hace muchos años.
Quiero dejar de conducir
Pues déjalo si no te es indispensable. Conducir fue una gozada absoluta hasta hace unos pocos lustros, cuando no había radares ni GPS ni salteadores de caminos y los conductores no éramos delincuentes a los que hay que perseguir y expoliar. Había policía de tráfico en las carreteras, claro, pero eso era otra cosa, estaban más para ayudar que lo contrario.
Para disfrutar conduciendo hoy en día es mucho mejor un PC o una consola, donde te lo pasas pipa sin que te amarguen la vida ni te roben la cartera. Lo de disfrutar conduciendo feliz y contento en la vida real ya pasó, como pasaron los trenes de vapor o el VHS.