Creeme que el cerumen se va acumulando de modo que se va empequeñeciendo el diámetro del conducto auditivo y aunque se pierde mas audición cuanto mas estrecho es, pero el cerebro lo va compensando y a menudo no se nota hasta que el conducto acaba de cerrarse del todo. En cuyo caso el cerebro no es capaz de compensar eso y es cuando al que le ocurre acaba yendo al médico. Lo de que se tapone del todo suele coincidir con alguna entrada de agua en el oido, por una ducha o un bañito veraniego, que disuelve los últimos depósitos y lo taponan del todo, de modo que ya es mas que evidente la existencia del tapón.
Mientras hay algo de abertura, el cerebro como digo, hace su trabajo y lo compensa. Esa es mi experiencia. De hecho cuando te quitan el tapón tienes durante un día la sensación de tener el super oido de Superman. Tras un dia o dos, la sensación es la de siempre.
El Cerebro es un invento realmente asombroso. De hecho aunque el equilibrio es algo que depende del oido, el equilibrio no es algo que se pierda al perder el oido. La prueba es que los sordos pueden caminar normalmente, aunque tengo mis dudas de que un sordo pueda hacer equilibrios sobre un cuerda, como puede hacer cualquier persona que entrene lo suficiente. La cancelación de ruido precisamente se basa en esos mecanismos que tiene el cerebro para compensar. No hay un modo de implementar nada en unos auriculares que evite que se produzcan los ruidos de ambiente que se producen. El ruido se produce igual y sigue estando ahí, pero se inyecta en la audición que estamos disfrutando ruido blanco a frecuencia que el propio oido no nota, de modo que el cerebro sabe que esa frecuencia está ahí y de algún modo la ignora y al ignorarla, tiende a ignorar esos sonidos de fondo que son ajenos a la audición. Es decir que de algún modo al inyectar ese ruido blanco, provocamos que el cerebro active un filtro que no activa si no lo inyectamos.
Por poner un ejemplo. Hace unos años, ayudé a mi ex en la mudanza, pues se trasladó a un pueblo de la costa. Alquiló una furgo, la llenamos con sus cosas y para allá que nos fuimos. Se instaló en un 4º piso en una prolongación del paseo marítimo. La orilla estaba a poco mas de tiro de piedra. Si se tira la piedra con carrerilla, diría que podía llegar a hacer que cayera en el agua. El caso es que en la calle había terrazas y si bien el tráfico no era excesivo, si que lo había. Cuando descargaba, pensaba que sería muy bonito, pero el ruido sería un coniazo. Pues luego una vez arriba, en la terraza del piso, me quedé asombrado que no se oía el bullicio de las terrazas ni el paso de los coches. En el salón con la puerta de la terraza abierta, nasti de plasti de ruido y estoy convencido de que es por el ruido del mar. Estoy convencido de que si quitas el mar y pones campo en su lugar, se oiría perfectamente el bullicio. No te digo ya si en vez de campo, ponemos otro edificio enfrente que rebote y canalice ese bullicio hacia arriba. Pues en eso mismo es en lo que creo que se basa la tecnología de cancelación de ruido. Por eso digo lo maravilloso y asombroso que es el cerebro. De cualqier forma, sospechaba que era fácil que ese no fuera el problema. Pero creo que siempre es beneficioso pantear todas las posibilidades, sobre todo si para descartar algunas se pueden hacer pruebas que no cuestan dinero. Peor sería que no lo probara, se comprase unos pinganillos nuevos y descubriese que con los nuevos, sigue oyendo poco de ese lado por que tiene un tapón casi cerrado.