Grupos de trabajadores se concentran en La Coruña para denunciar un intento de sustituir a las empresas proveedoras
La inseguridad se ha instalado en las contratas que prestan el servicio de instalaciones residenciales de R, la operadora de telecomunicaciones gallega adquirida por Euskaltel a mediados del pasado año. Un grupo de trabajadores de estas empresas se concentraron el pasado lunes frente a la sede de la firma, junto a la Plaza del Obelisco de La Coruña, para denunciar un supuesto intento de zanjar los contratos con estas empresas e incorporar a otras nuevas de fuera de Galicia. Así lo expresaron en varias pancartas, en las que recordaban las promesas realizadas por los directivos de Euskaltel tras la adquisición de R, al tiempo que denunciaban las indemnizaciones millonarias que se habrían abonado a algunos directivos de la operadora gallega que han sido despedidos tras la toma de control por parte de la vasca.
Un portavoz de Euskaltel señaló ayer a este periódico que las protestas se deben a «problemas puntuales» en la relación entre R y alguna de estas empresas. Asimismo, la firma aseguró que mantiene el compromiso de reforzar la contratación con las compañías de esa comunidad autónoma. En sus pancartas, los instaladores de redes también pedían a la Xunta de Galicia -que tiene contratados sus servicios de telecomunicaciones con R-, que presione para evitar la deslocalización de los proveedores.
Sin la oferta del fútbol
Pese a la versión facilitada por Euskaltel, directivos de algunas contratas que trabajan para R en Galicia confirmaron ayer a EL CORREO que en los últimos meses la inseguridad por el futuro de sus contratos ha crecido de forma exponencial. De un lado, apuntaron, debido «al descenso importante de las nuevas instalaciones», ya que R está sufriendo en el mercado residencial ante el empuje de los grandes operadores. La firma gallega, al igual que Euskaltel en Euskadi, no cuenta con la oferta del fútbol en su paquete de televisión, mientras que sí figura en las propuestas comerciales de Movistar, Vodafone y Orange-Jazztel. Pero, señalaron las mismas fuentes empresariales, «el mayor riesgo viene de la mano del intento de concentrar el servicio en manos de dos empresas que hasta ahora no trabajaban para R». Se trata, aseguran, de las compañías con sede en Madrid Comfica y Tecnocontrol, si bien esta última es filial de la constructora gallega San José.
La cotización de las acciones de la operadora vasca alcanzó ayer un nuevo mínimo histórico
En la actualidad, los trabajos de instalación de las redes residenciales de R se reparten entre siete empresas de la comunidad autónoma. La práctica totalidad de ellas nacieron o crearon una división especializada en este tipo de trabajos de la mano de este operador. «Los directivos de R -aseguraba ayer a este diario el propietario de una de estas firmas- ya nos han comunicado que los nuevos dueños no comparten este modelo, ya que prefieren tener como proveedores a empresas más grandes. A firmas que no tengan más de un 30% de su facturación colgando de R, lo que supone dejar fuera a la práctica totalidad de los actuales instaladores», concluyeron.
Por otra parte, Euskaltel atraviesa sus peores momentos en Bolsa, tras haber marcado ayer su mínimo histórico de cotización desde su salida al mercado a mediados de 2015 a un precio de 9,5 euros por título. Ayer, las acciones de la empresa vasca cerraron a un precio de 7,690 euros e incluso a lo largo de la sesión llegaron a canjearse por debajo de ese precio
Fuente: El Correo