Me contaba la semana pasada un amigo, muy metido en el mundo empresarial y con intensas relaciones comerciales fuera de nuestras fronteras, que una de las preguntas que escucha, a extranjeros que le visitan, es: "Tenéis en España cerca de cinco millones de parados, ¿y aquí no pasa nada? ¿Cómo se explica eso?".
Y es que no faltan quienes opinan que los españoles sufren un mal especialmente grave: que no piensan. No estudian, no reflexionan, no analizan y, por tanto, no concluyen. Es el famoso dicho "Lejos de nosotros la funesta manía de pensar".
En efecto, aquí puede pasar cualquier cosa, adoptarse la más rompedora reforma legal, es posible cambiar conductas, alterar viejos consensos, ir contra sentimientos muy profundos… que no ocurre nada. Se encaja todo con la mayor tranquilidad: ni un aspaviento, ni un mal gesto, ni una queja.
Resulta que estamos atravesando el desierto más árido, en materia económica, y, al menos externamente, nada de eso trasciende. Ni se exigen responsabilidades a nadie, ni se 'castiga' a los responsables.
Resulta que desde Europa nos han atizado un correctivo como nunca habíamos conocido, y nos han obligado a tragar un monumental plan de ajustes, y se recibe como la cosa más normal del mundo.
Resulta que el presidente del Gobierno se ha pasado años negando la crisis primero, oponiéndose después a tomar medidas, para al final tragarse sus propias palabras y anunciar recortes que hasta afectan a los pensionistas, y todo sigue igual que antes.
Una muestra. El Centro de Investigaciones Sociológicas acaba de publicar su última encuesta, y la distancia entre el Partido Popular y el PSOE es de sólo 1,5 puntos. Se me dirá que el CIS no es precisamente el termómetro más fiable, y seguramente coincidiría con esa apreciación, pero es que, 'cocinas' aparte, las respuestas que recoge el sondeo van en ese sentido.
Y algo parecido se refleja sobre la valoración de José Luis Rodríguez Zapatero, el político que nos ha llevado al precipicio, si no por acción, si al menos por omisión. Resulta que el presidente del Gobierno, aunque baja, 'aguanta' bastante bien.
Todo ello me ratifica en la impresión de que aquí no se piensa. De que tenemos una sociedad de autistas.
Podría ocurrir, no obstante, que un día de estos me llevara una sorpresa. Si así fuera, reconozco que no me importaría nada haberme equivocado. Es más, lo deseo.
Mientras tanto, esto no hay quien lo aguante. Se avecina una tragedia de dimensiones inimaginables. España en bancarrota, debemos miles de millones de euros, somos la pesadilla de Europa. Zapatero nos conduce al infierno, se ensaña con los que mantenemos en pie este país. Congela las pensiones, atenta contra los dependientes, reduce el salario a los funcionarios, sube los impuestos, los medicamentos, mantiene vivos ministerios inútiles (Vivienda e Igual-DA).
Familias con todos sus miembros en paro, se gasta en estupideces nuestro pan: 750.000 € a la dictadura de Cuba, 50.000 € al Congo para el estudio del pie zambo, 40.000 € para el diálogo de culturas, 26.000 € para diseñar el mapa de excitación del clítoris, 28.500 € para cultivar pistachos en Afganistán, 12.000 € de ayuda a gays y lesbianas de Zimbabwe. Mantenemos 56 embajadas de Cataluña y 30 de Andalucía con su cuerpo diplomático en varios países, da dinero a los sindicatos, a los de la ceja.