No, porque en un estado de bienestar, por lo general a los empleados públicos se tiende a no explotarlos.
Con las empresas, especialmente con las pertenecientes al oligopolio, la tendencia es al contrario: se agranda la polarización salarial (la mayor parte de los empleados cobran muchísimo menos, los puestos altos cobran muchísimo más); las condiciones tienden a la explotación; al contrario de lo que muchos piensan, se vuelve más ineficiente (los beneficios van a los altos cargos, no se reinvierten); y la calidad del servicio prestado empeora.
Ejemplo:
bbc.co.uk/programmes/b05sz83j
Nick y Margaret toman el pulso al servicio de ferrocarriles británico en la BBC. Las políticas privatizadoras Tatcherianas prometían un mejor servicio, más eficiente y más barato. Hoy, veinte años después los indignados usuarios se enfrentan a precios de billete absurdamente caros (los más caros de europa), mal servicio e impuntualidad sistemática. Por otro lado el gasto público no ha parado de elevarse.
Parece que en el UK el resultado de las privatizaciones no es muy diferente al de las de España (que ya sabemos qué dos partidos se han dedicado a privatizar a lo bestia para darles empresas estatales a sus amigos).