En el año de Nuestro Señor de 2006, y más concretamente (aquí vemos La Sagrada Familia) en la ciudad olímpica de Barcelona, cuatro mozos, cuatro HOMBRES, cuatro servidores de la Ley, cuatro defensores de la paz y el orden, cuatro policías fueron injustamente acusados por un sucio y marrullero rumano de nombre Lucian P.
Este rumano, que solamente puede estar en nuestro país haciendo cosas malas, acusó a estos cuatro hombres de bien, a estos cuatro policías, de haber sido sometido por ellos a torturas, de haber recibido unas cuantas ostias, unas cuantas patadas, amenazas de muerte y de que le introdujeron en la boca el cañón de una pistola.
Este rumano, con la complicidad de esa organización nefasta (que desde aquí rogamos a Dios por su desaparición) llamada Amnistía Internacional, acusaron a nuestros cuatro hombres de crímenes que nunca cometieron. Aún así, y como la justicia es ciega, estos mozos fueron condenados a prisión y multa.
El Gobierno, en su sabio cometer, indultó parcialmente a estos mozos rebajándoles la pena para que no entraran en prisión. Y los jueces, erre que erre (aquí los vemos con sus puñetas...), dijeron que no estaban de acuerdo, y que estos mozos debían de entrar en prisión de inmediato.
Pero se ha hecho justicia; y gracias a que el Consejo de Ministros se reunió, el ministro de Justicia, Sr. Gallardón (que aquí lo vemos cursando la petición del derecho de gracia al Rey), hoy, finalmente, estos mozos vuelven a ser indultados y así sólo tendrán que pagar una multa de 10 € diarios a este rumano, que actualmente gasta el dinero de la indemnización recibida en su país en vicios tan depravados, en vicios y pecados tan grandes que somos incapaces desde aquí de nombrarlos.
Nos alegramos que se haya aplicado el derecho de gracia y, en nombre del Rey, estos mozos queden indultados, porque ellos jamás cometieron torturas. Y si las cometieron, por algo sería...