Para la gente que llevamos decenas de equipos tras nuestras espaldas, resultan no menos curiosas las preguntas, puesto que no hay reglas preestablecidas y cada cual se hace las suyas.
Muchas veces la estrategia a seguir viene determinada por la forma y tamaño de la caja y la facilidad o dificultad de poder maniobrar dentro de ella.
El procesador puede ponerse perfectamente colocado en su zócalo ZIF y sin disipador, antes de atornillar la placa a la caja. Como decía, la libertad de movimiento posterior es la que nos aconsejaría decidir si ponemos el disipador antes de atornillar la placa, pero eso lo vas a ver tú enseguida dependiendo también del tamaño del disipador, que a veces son monstruos gigantescos. En ocasiones con el disipador montado es muy complicado poner los 8 tornillos de la placa, y en otras ocasiones con la placa montada es complicado tener hueco con los receptáculos de los discos duros cortándote la mano.
Está claro que cuanto más cara y mejor sea la caja, más facilidades vamos a tener. Hay cajas maravillosas con gestión de cableado, apertura posterior, dobles bandejas y otras virguerías... que te suben la caja a 100 ó 150 euros, pero que se notan cuando tienes la suerte de enfrentarte a una de ellas.
La fuente de alimentación normalmente es lo último en poner, porque también son monstruos con los que lidiar. Si tienes la desgracia de poner una fuente barata que no sea modular pura (las modulares mixtas son aquellas que traen fijas la manguera principal de 24 cables y los 4+4 de alimentación del procesador, siendo desconectables el resto de mangueras) pues se puede convertir en una pesadilla redirigir cada cable por los huecos de forma que no moleste el flujo del aire.
Si tienes alguna duda en especial...