En esta crisis económica mundial hay muchos parados. En España el desempleo de los últimos años es de un alto porcentaje de la población activa.
Por otro lado, está la gente que tiene un puesto de trabajo. Pues resulta que muchos de ellos se ven obligados a trabajar muy duro, siendo frecuente tener que meter horas por imperativo empresarial (trabajando o reciclándose -estudiando cursos impuestos-), sin tener derecho a cobrar lo correspondiente o a tener más vacaciones por haber trabajado más de la cuenta (lo estipulado por el convenio, etc.), incluso ver reducido su sueldo de vez en cuando. Y, claro, aprovechándose de la situación, pueden escuchar de sus jefes cosas como:
Contento puedes estar. Deberías dar gracias por tener un empleo durante esta dura crisis y no estar en la calle junto a los millones de parados, que están deseando entrar a trabajar aquí o donde sea, que está bien difícil.
Unos tanto y otros tan poco ... ¡Qué vida esta, Señor! ¡Qué mal repartido está el mundo!