Esta es una historia que puede parecer divertida, menos para quien la sufre, que se lleva un buen susto.
Stephanie estaba relajada viendo la tele en el salón de su casa cuando de repente explotó una granada de aturdimiento, seguida de la entrada de un equipo de SWATS, que acababa de llevarse por delante la puerta de su casa (y eso que cuenta que ya estaba abierta) y una ventana. Le seguía un equipo completo de reporteros de TV.
La policía concluyó poco después que a la chica le habían pirateado su WiFi, desde donde se habían lanzado amenazas de muerte contra miembros de la policía en un foro de internet.
El caso ha provocado un debate en la opinión publica sobre el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía.