¡Lo intuia!, Un interesante estudio a punto de confirmar que dormir 8 horas seguidas es un enorme error de salud y bienestar
Hace años que iba obserando lo felices que son los españoles y como la famosa siesta tiene sus efectos beneficiosos.
En mi caso, observaba al perro, ese mi fiel amigo, que dormita a golpes, de horas en horas, luego por la noche realiza peregrinos viajes en la oscuridad, de dia, cuando mas casca el sol, esquiva al mismo con sabrosa picardia...
luego los documentales de la 2 tv, donde depredadores duermen a golpes. y
ciertos experimientos personales que acabaron por demostrarme que dormir en bloques de 2 horas y pico hacer un par de cosas y volver a domir es mas beneficioso que intentar dormir de un tiron 8 o 9 horas, y hay hasta quien se mete a la cama a las 21 o 22 horas para levantarse a las 8 al dia siguiente, en un disparatado viaje por los reinos de morfeo durante 10 o 12 horas...
No voy a negar las ventajas de dormir de 6 AM a 15 pm o 16 pm, levantandote tan esnucao como feliz de esa vida bohemia, pero para el dia a dia... vean:
Dormir 8 horas seguidas podría ser una práctica antinatural y nociva
¿Es natural dormir 8 horas en un solo periodo o es esta una práctica reciente que contraviene lo que durante siglos realizó la humanidad para descansar? Algunos de los trastornos cada vez más abundantes como el estrés o el alcoholismo podrían deberse a esta contradicción.
(link roto)Los hábitos pueden llegar a ser una tiranía que si bien no siempre se obedece, están ahí como un recordatorio de lo que debemos hacer y que si no hacemos quizá una parte de nosotros se siente culpable por dicha omisión.
En este sentido, cumplir con 8 horas de sueño como un periodo ideal de descanso y recuperación ha sido hasta ahora uno de los lineamientos cotidianos más repetidos desde edades tempranas.
Sin embargo, asegura Stephanie Hegarty en su colaboración para la BBC que cada día surge más evidencia científica e histórica que podría echar abajo esta creencia e incluso concluir en que 8 horas de sueño son antinaturales.
Hegarty traza un amplio recorrido por diversas disciplinas que han experimentado o investigado sobre estos procesos, muchos de ellos realmente sorprendentes como el del historiador Roger Ekirch, quien luego de 16 años de hurgar en las prácticas noctámbulas de varias sociedades, encontró que la humanidad acostumbraba durmió durante siglos de una manera sumamente especial y al parecer hoy olvidad: dos horas después del atardecer, después una o dos horas de vigilia y después otro lapso de sueño.
En ese periodo intermedio las actividades realizadas iban de solo levantarse, orinar, defecar o fumar, hasta visitar a los vecinos. También se leía, escribía o rezaba, se platicaba con el compañero de cama y, en situaciones afortunadas, se podía entablar una relación sexual (un manual de medicina francés del siglo XVI recomendaba este intermedio como el mejor momento para concebir).
Con el tiempo esta manera de dormir se perdería, al parecer definitivamente para inicios del siglo XX a causa, entre otras circunstancias, de las mejoras en el alumbrado público y doméstico y, curiosamente, el aumento de cafeterías que permanecían en servicio durante toda la noche, todo lo cual contribuyó a que el tiempo dedicado al descanso disminuyera. Además, desde una perspectiva simbólica, la asociación de la noche con la maldad (en varios sentidos), persistente hasta el siglo XVII, poco a poco se contrarrestaría justo con la percepción contraria: la noche se volvió el tiempo de la gente respetable.
El problema es que esta variación en las horas dedicadas al descanso no fue gratuita, pues podría ser la fuente de trastornos del sueño nacidos de la contradicción entre naturaleza y cultura.
Para el psicólogo Gregg Jacobs, es perfectamente natural que despertemos en medio de la noche y, en contraste, hacer del periodo de sueño un solo e indivisible bloque iría incluso en contra de cómo evolucionaron nuestros ritmos de descanso.
Esta perspectiva también puede sostenerse desde la neurociencia. Según Russell Foster, profesor de neurociencia circadiana en Oxford, el pánico que muchas personas sienten por ver interrumpido su sueño es injustificado, pues se trata de un patrón regresivo que nada tiene de anormal. De ahí que Foster también acuse a la tradición médica que sostenidamente ha relegado este forma "bimodal" del sueño como uno de los factores principales que podrían explicar varias enfermedades que aquejan actualmente a las personas.
Cuando se dormía, se despertaba y después se volvía a dormir, la gente se obligaba a entrar en etapas sucesivas de descanso y relajación, con los cual habrían desarrollado la capacidad de regular el estrés naturalmente. Sin embargo, como dice Jacobs, "hoy dedicamos menos tiempo a esas cosas", y abunda: "No es una coincidencia que, en la vida moderna, el número de personas que padecen ansiedad, estrés, depresión, alcoholismo y abuso de drogas haya aumentado".
Así, estos testimonios de personas que han estudiado con cierta profundidad el asunto tal vez nos hagan pensar un poco qué tanto de los hábitos que creemos incuestionables -muchos de ellos escandalosamente recientes- lo son de verdad.
[BBC]