Bueno. De los dos perros que he tenido, he tenido ambos extremos. Curiosamente el mas pequeño, un bichón maltés, engullía mas que masticar; cuando le daba manzana, hasta tenía que ir cortando pequeños trozos con la uña, pues si le daba uno mediano, hasta se atragantaba. A ese le metías la pastilla en cualquier cosa, y se la zampaba aunque te viese meterla. Pero curiosamente el grande, un mestizo callejero adoptado era muy tiquis miquis, masticaba bien y a fondo y sabía perfectamente si le metías la pastilla, la rebuscaba entre la comida y se comía el resto. Incluso sabía si deshacías la pastilla y la mezclabas y rehusaba esa comida.
Así que no nos quedó otra que la técnica de meter y cerrar la boca. Mantener el hocico con la boca cerrada y tras comerse la pastilla, premio, cariños y juego. Se convirtió en un ritual que a el le acabó encantando y hasta creo que esperaba la pastilla con ganas. Así sobrellevó un par de tratamientos que tuvo. Y no había otra. Quizá si ha pasado eso de irse por donde no debe sea por que se rebela a la pastilla en exceso y hace lo imposible por tratar de no tragarla. De ahí que recomiende tras su "inserción" convertirlo en algo que sea mas agradable, de modo que solo se tome la primera o las dos primeras con esa rebeldía.
Naturalmente si es de los que se papean la pastilla como sea, metida en comida, no hay que darle mas vueltas. En ese caso, no había tal opción. No se como pero el sabía que había algo en la comida, aunque lo metiésemos a escondidas.