En casa, cada vez que se sirve la comida, hay un gasto irracional de cubertería y vajilla, y si comen cuatro personas es como si hubiese comido un regimiento militar, o sea, que luego hay que echar en el lavavajillas medio centenar de cucharas, cuchillos, tenedores, platos, etc. Racionando el uso de estos artefactos se podría ahorrar tiempo y dinero, o sea, menos jabón, menos electricidad.
Hoy estuve hablando con un anciano que tiene, según él, unos noventa y ocho años más o menos. Él mismo no sabe exactamente la edad que tiene porque antes los anotaban cuando le salía de la polla a los padres, no cuando acababan de nacer. El viejo me dijo que cuando él era joven toda la familia (eran diez hermanos) comía del mismo plato, o sea, una especie de lebrillo de barro lleno de comida (cuando había algo que comer) y de ahí comía todo el mundo usando cucharas de madera, y a veces usaban el mismo pan, ahuecándolo un poco, en forma de cuchara, y que a los hermanos más chicos no les daban cuchara, sino que los hermanos mayores le daban cucharas de cuando en cuando. Luego dejaban el lebrillo en la huerta para que los gatos se comieran las raspas, le echaban un poco de agua y hasta el siguiente día.
La gente de siglo pasado nos llevaban, y nos llevan, años de ventaja, y no había infecciones ni enfermedades raras, nada, o te funcionaba bien el sistema inmunológico o te ibas a tomar por culo por obra y gracia de la selección natural.