Todos somos muy modernos, muy guays, pero la triste realidad. Las depresiones, las drogas, el alcohol y las pastillas en récord.
Todo esto viene sobre todo por la soledad y la frustración de no alcanzar las metas que la sociedad nos vende, por el mundo materialista. La gente está empeñada en vivir en mundos irreales, ni todos podemos ser guapos, ni más inteligentes, ni nada parecido.
La sociedad occidental se criminaliza la familia, el hogar y pasa esto. Todos vacíos espiritualmente. Cuando no hay hijos, pues criamos perros y sobre todo gatos.
Ahí fuera la gente se muestra perfecta, y todos incluso podemos caer bien en primera impresión, pero la realidad es que en nuestras casas somos menos guapos y menos listos de lo que nos creemos, y mucho más grises.
Por no hablar que con 20 años podemos ligar casi con cualquiera, el coche llega a partir de los 40, cuando salvo que tengas dinero nos convertimos en inexistentes, especialmente en las mujeres por motivos obvios.
La realidad es la que yo digo. Se mezcla los vicios, en edificios impersonales, los bajos ingresos en un cóctel perfecto para las depresiones y la falta de metas en la vida.