Todo llega a su fin: después de unos catorce años con ella, llega la hora de una semi despedida. Pero ahora me entran las dudas entre las muchas, muchísimas opciones que hay. En realidad, no tantas puesto que quiero una distribución sin systemd¹. Vamos a ver si la gente con experiencia con alguna de ellas me puede empujar o echar atrás.
Devuan.
Ventajas: la conozco perfectamente, puesto que es un calco de Debian. La adaptación sería inmediata. Copiar y pegar archivos.
Desventajas: la experiencia de todos estos años de contemplar el mundillo de Linux me aconseja no escoger una distribución pequeña: es triste, pero la mayoría de las que se han creado han desaparecido tras una explosión inicial más o menos potente. Y ya he leído rumores de que andan cortos de gente. Gente que es muy necesaria para mantener la compatibilidad con otros init/RC de taaantas (cada vez más) aplicaciones, entornos y demonios que dependen de systemd.
Gentoo.
Ventajas: la conozco (de nombre) desde principios de la década pasada y se puede considerar que es una de las "majors". Si bien tienen el mismo desafío que Devuan con respecto a la disidencia de systemd, parecen contar con más recursos. Su documentación, junto con la de Arch, es excelente y señal aparente de que se toman su trabajo en serio. Y ahora mismo tengo un micro (Ryzen 5 con 4+4 cores) con el que la carga de compilarlo todo no sería tan pesada.
Desventajas: cualquier paquete que se salga de los repositorios (pongamos Google Earth) viene en RPM o DEB, pero no sería tan problemático. Hay que aprender muchas cosas nuevas. Pero es mi opción favorita.
Slackware.
Ventajas: "Admiro su pureza. Es un superviviente al que no afectan las modas, los resultados económicos ni las fantasías de Linux como sistema mayoritario" (parafraseando "Alien, el octavo pasajero")
Desventajas: como Gentoo, pero a lo bestia. Heavy metal de dificultad: las dependencias de los paquetes las tiene que resolver el usuario (y sólo de pensar en instalar así un escritorio, aun uno pequeño como LXDE, se me ponen los pelos del culo de paraguas). Patrick parece incombustible, pero puede que un día lo mande todo a la mierda.
Open/freeBSD.
Ventajas: libre al 100% de la influencia de systemd. OpenBSD es un sistema muy seguro y tiene un jefe, Theo de Raadt, que es un tirano aún más "badass" que Linus Torvalds: justo lo que cualquier desarrollo de un sistema operativo necesita para mantener a raya a los putos demócratas que arruinan todos los proyectos. Garantía de durabilidad.
Desventajas: como no, el soporte de hardware. Aun con la base común de UNIX, muchas cosas son diferentes a las de Linux: hay que dedicarles mucho tiempo.
Seguir en Debian.
Ventajas: las mismas que Devuan.
Desventajas: veo cada día más difícil evitar la caída hacia systemd, por mucho que haya rumores de colaboración con desarrolladores de Devuan (hasta ahora se habían limitado a llamarse de 'hijo de puta' para arriba entre ellos). Por otra parte, aprovechando un SSD que tenía disponible, he instalado una Buster (testing) y he alucionado con la ingente, enorme, colosal cantidad de bugs que tiene. Y se supone que su "freeze" y conversión a estable está a la vuelta de la esquina. Voy a mantener Debian en mi servidor y en mi portátil, pero he perdido la confianza en ella para el sobremesa. Por otra parte, Stretch (que aún funciona muy bien con SysVinit) tiene soporte LTS hasta el 2022, pero si una Debian estable ya conserva muchos paquetes obsoletos, qué decir de una "oldstable". Como diría el mismo actor de la frase de arriba (Ian Holm) en otra película famosa, "necesito un cambio".
¹ No voy a entrar en flames al respecto. Seguiré con systemd en mi servidor, en el portátil y en el móvil, donde no tengo información importante y cuya disponibilidad no me es tan necesaria. Pero, en este equipo de sobremesa, tengo claro que A MÍ no me aporta ninguna ventaja y sí muchas potenciales desventajas, aparte de que no tengo ninguna confianza en él desde que me hizo una buena trastada al poco de instalar Debian Jessie.