Cuantos os comportarias así en un ascensor... ¿Culo veo, culo quiero? no se... yo la espalda no se la doy ni al portero, ni a la portera:
Un revelador e histórico experimento muestra con rídicula claridad cómo nuestra individualidad se diluye ante la conducta multitudinaria y cedemos fácilmente ante la presión social, aunque esta nos haga ir en contra de la más elemental lógica: el comportamiento de masas es profundamente irracional
El poder que tiene la presión social para transformar nuestra conducta fue investigado por Solomon Asch en una serie de experimentos que dieron lugar a lo que se conoce como "el paradigma de conformidad Asch". En otro experimento una serie de participantes fue colocado en un grupo en el que había entre 5 y 7 confederados (personas que sabían el verdadero propósito del experimento). A los participantes se le mostró una tarjeta con una línea seguida de otra tarjeta con tres líneas A, B y C. Luego se les pidió a los participantes que dijeran cuál de las tres líneas en la segunda trajeta coincidía con las que se les había mostrado primero. Los participantes "reales" respondían al final. En la primera fase los confederados daban respuestas correctas, las cuales eran obvias. En la siguiente fase los confederados empezaron a responder equivocadamente. En el grupo de control, solo un participante de 35 dio una respuesta incorrecta. En el grupo en el que los confederados dictaron, 75% de los participantes dieron respuestas incorrectas.
Este interesante experimento muestra que fácilmente vemos la realidad como la ven los demás, aunque su visión sea completamente errónea. No se necesita ser muy perspicaz para descubrir las implicaciones y extrapolaciones que tiene esto sobre nuestra experiencia cotidiana psicosocial. La realidad que experimentamos es más el resultado de una suma colectiva (de percepciones y creencias) que de un análisis objetivo del mundo fenomenológico. El experimento del elevador se repite en microdosis constantemente en nuestra cotidianidad y a lo largo del tiempo crea una imagen que substituye al mundo. Vemos con todos los ojos que han visto. Y nos movemos hacia donde se mueven todos antes. Es parte de nuestro deseo de pertenencia, y de nuestro entrelazamiento como especie: ¿pero acaso no quieres ser el único que mira hacia el frente cuando todos dan la espalda?
no deja de ser curioso, aunque tal vez sea por no enfrentar el careto, y no saben que decir, podrian hablar de politica, que mejor sitio en el ascesor, sueltas un plan de soflamas pro uno y contra otro y cuando estan pensando en la respuesta ya tienen que parar en el piso... perfecto para quedarse con la ultima palabra... 8-) como hacen los politicos.
Hay que ir de frente, en el ascesor, como aquel famoso cuento o leyenda americana que un famoso politico de los años 20 30 o 50, vio paseando a un tipo por un cementario con un ataud encima y años despues a la entrada de un ascensor le reconocio por la cara, siendo el que manejaba el ascensor, no quiso subir en ese ascensor y el ascensor se empotro contra el suelo al subir los famosos invitados a la fiesta...
pues eso... hay que mirar quien entra en el ascesor, no vaya a ser zp, rajoy, urkullu o Más... que tanto o da, que da lo mismo...