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ADSL

Cómo deshacerse del maldito contrato de Wanadoo

Dakko

Deshacerse del contrato de internet puede ser una pesadilla. Y si no, que se lo pregunten a Héctor Muñoz Anaya, un profesor que tuvo que recurrir a la Junta Arbitral de Consum de l´Hospitalet de Llobregat para ganar la batalla a Wanadoo. Más que un contrato, aquello era una camisa de fuerza. La junta arbitral ha dictado que Wanadoo facturó y cobró un servicio no realizado; le exige la devolución del dinero cobrado indebidamente y reconoce al cliente el perjuicio ocasionado.

El testimonio de Héctor Muñoz Anaya se suma al de muchos otros ciudadanos que en los últimos días han venido denunciando las trabas que pone Wanadoo para finiquitar el contrato de internet con sus clientes. Aquellos usuarios que se consideran víctimas de un mal servicio y deciden abandonar la compañía, se encuentran con una dura respuesta empresarial: la amenaza de ser incluirlos en la lista públicas de morosos y de ser llevados ante el juez con una demanda.

El vía crucis del profesor Muñoz es antológico, y resume los casos de los que viene dando cuenta la sección de Cartas de los Lectores de este diario. Decidió contratar una línea de ADSL (noviembre del 2003) pero Wanadoo empezó a cobrarle el servicio sin que hubiera recibido en su casa el kit de conexión. Pese a que informó repetidamente a la compañía de esta circunstancia, los recibos le fueron cargados a su cuenta. Héctor Muñoz se planteó dejar de pagar, pero no lo hizo. Se encontró con la amenaza de que iba a ser incluido en una lista de morosos, lo que en su caso resultó un argumento decisivo para seguir pagando.

"Ni siquiera pude contratar los servicios de otra compañía de internet, ya que me retuvieron el dispositivo unos meses. Así que no sólo no me daban un servicio, sino que me impidieron contratar otro, lo cual me ocasionó un perjuicio enorme dado mi trabajo", señala este profesor residente en l´Hospitalet.

Como muchos otros clientes o ex clientes, él se queja de los obstáculos que pone Wanadoo. "Te puedes dar de alta por teléfono, pero no sabes ninguna de las condiciones del contrato, como, por ejemplo, que es por un año", dice. Contratar es fácil; pero cuando surgen los problemas de servicio, la atención al cliente se queda en llamadas infructuosas en espera a un 902, lo que ocasiona, además, una verdadera sangría económica. Y si la decisión es darse de baja, eso tampoco es fácil. Mira por dónde, en estos casos, ya no sirve el teléfono o internet. ¿Ser cliente es una moderna esclavitud?

Héctor Muñoz, por ejemplo, se lamenta de que el número de fax que le dieron para darse de baja no daba señales de vida, con lo que tuvo que enviar un burofax (que Correos tramita) como única manera de tener pruebas de que había querido darse de baja, y de que tenía el acuse de recibo para demostrarlo llegado el caso... como así fue.

Presentó denuncia ante la Junta Arbitral de Consum, que finalmente le ha dado la razón. Queda sentenciado que está resuelto el contrato; que se le debe devolver el dinero pagado e, incluso, se le reconoce el derecho a percibir daños y perjuicios. Aún no ha cobrado su deuda, pero considera que el fallo es un éxito total. Revive lo acontecido como un triunfo, "porque hay miles de casos como el mío o parecidos". Este diario, sin embargo, no pudo obtener de la empresa una versión de lo ocurrido.

LA VANGUARDIA

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