Sóc català y aplaudo las respuestas de Frankie 2004 y JuAnE_CC: hay que mirar cada uno para sí mismo y sin robar a nadie.
Este señor que abre la conversación, parece que anda un poco despistado y, aunque sólo pide (en castellano) para Catalunya (donde él vive), no dice nada sobre que no lo quiera para los demás.
Seguramente su despiste surge del déficit general en infraestructuras que padecemos en Catalunya... Resultado de esto: de ser la locomotora de la economía española se la ha dejado llegar al vagón de cola, y eso es malo para todos, catalanes o no. Hay un problema real de obsolescencia debida a la falta de inversión. De los problemas en todo tipo de infraestructuras que hemos padecido los catalanes últimamente, ¿no podéis siquiera imaginar nuestro hartazgo?
La mayoría de catalanes no pedimos "sólo" para nosotros porque despreciemos a nadie, ¡si más de la mitad tenemos orígenes de fuera de Catalunya!. Podemos ver con sana envidia como se invierte en el resto, pero lo que queremos es que se invierta lo suficiente, lo justo y necesario como para que Catalunya no siga perdiendo fuelle.
Ese desprecio del que hablas bocadepez, reconócelo, no es nuevo por lo que dice este señor, lo tienes de antiguo y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, cargas contra todos los catalanes en lugar de recriminarle a él solito sus palabras.
El ser humano, va en su naturaleza, acostumbra a tener miedo a lo que desconoce y lo transforma en desprecio a los demás. Eso, amigo mío, se llama racismo. Deberíamos ser capaces de aceptar a los demás tal y como son, con sus diferencias, tal y como se esperaría de lo que llamamos seres civilizados.
Hay gente en España que tiene muy mala opinión de los catalanes. A mí me han llegado a decir: "¡No pareces catalán!" (entonces, ¿que demonios parezco?) lo que demuestra la imagen distorsionada de los catalanes que les llega. Esto, al final, es sólo desconocimiento. Existen altavoces que tergiversan la realidad por intereses particulares. Intereses políticos, diría yo.
Pero hay otra gente que no acepta que todo aquello que sea o parezca catalán, pueda ser tan español como la tortilla de patatas, el cante jondo o la siesta. Tienen una visión tan estrecha de España que en ella no cabemos ni los catalanes ni nuestra cultura. Incluso algunos lo más suave que dicen de nosotros es que, ¡somos judíos! ¿Es o no esto racismo?
Si has llegado hasta aquí, ¡enhorabuena! puede que aún exista una pequeña esperanza y sólo seas del primer grupo: el que desconoce. En Catalunya sólo queremos que se reconozca de una vez que esto es una unión de dos coronas (Isabel y Fernando) y no la dominación de una cultura sobre la otra. Del resultado, tan españolas son la palabra Espanya como la palabra España.