Ayer pasaron por mi empresa (trabajo en un organismo público) los informáticos para "proteger" todos los equipos. Cuando se fueron nos dimos cuenta de que la "protección" era más bien un capado bastante molesto: no podemos hacer nada en el escritorio (ni guardar archivos, ni crear accesos directos, carpetas, etc); las aplicaciones ofimáticas no guardan el listado de los últimos archivos abiertos (imaginemos buscar tal o cual archivo cuando tienes a 20 ó 30 personas esperando en la cola); nos instalaron la bazofia de Internet Explorer 7 (en el cual tenemos problemas hasta para añadir favoritos); y un largo etcétera de cabronadas que no hacen más que entorpecer nuestro trabajo diario. Lo del fondo de escritorio gris con el logotipo en la parte superior derecha es lo de menos, pero en sí ya deprime cuando arrancas el equipo a las 8 de la mañana.
Me pregunto hasta qué punto la informática está para facilitarnos las cosas. Si es lógico que por decisiones meramente políticas o burocráticas se tenga que boicotear de esta manera nuestra labor. Que conste que al menos en mi oficina no tenemos tiempo para buscar chorradas por Internet; cuando trabajas en una unidad cuya labor se dedica a la atención al público no tienes tiempo para eso. Sé que en otros departamentos más "escondidos" se dedican a hacer un mal uso de los recursos informáticos, pero el resto no tenemos la culpa.
En resumen: que todo mi cabreo se debe simplemente a que no puedo realizar mi labor tan eficazmente como antes, sobre todo porque pierdo demasiado tiempo buscando archivos y plantillas que hasta hace dos días tenía a un simple clic. ¿Tan malo es, por ejemplo, crearse macros en Word para agilizar ciertas tareas?
Me imagino que lo siguiente será llamar todos los días al departamento de informática para que me solucionen chorradas que antes podía resolver yo mismo en pocos segundos (el servicio de informática está en otra isla). A todo esto, para cualquier incidencia no podemos hablar directamente con los informáticos, sino a través de un call center, con el consiguiente retraso. Que te pongan una música agradable mientras más y más gente espera en la cola, eso no tiene precio. Las soluciones, de este modo, muchas veces llegan tarde y mal. Eso sí, unos días después te llaman para la encuesta sobre satisfacción.
No sigo, porque es sábado y no me pagan por comerme la bola fuera del horario de trabajo. Saludos.