La situación es la siguiente:
Hay una buena oferta encima de la mesa, al menos por parte de una sociedad holandesa, para hacerse con la mayoría de R. Esto implica hacerse con el paquete de Caixanova, que es el si sólo si de la venta de R.
R no se ha vendido antes porque la Xunta de Touriño, "aconsejó" que siguiera en manos gallegas, a una por entonces pujante Caixanova.
En la actual coyuntura de negociación para la posible fusión de las caixas, R jugará un papel en el equilibrio final de poder como todas las empresas de las carteras industriales de ambas cajas. Se venderá, porque la oferta es objetivamente buena, y mejorará de manera sensible los ratios de Caixanova, a no ser que la Xunta de Feijoo "aconseje" lo contrario, basculando todavía más el poder de la caja resultante hacia Caixanova. Esto está por ver si es aceptable por CaixaGalicia, en cualquier caso los ingresos obtenidos por la venta, anhelada por la Voz por estos y otros motivos, tedría un efecto menor que el condicionante que puede suponer para la Xunta, la capacidad de Caixanova de jugar con la necesidad de desacerse de R, que es ciertarmente una empresa estratégica desde la perspectiva de Galicia. CaixaGalicia, no tiene esa capacidad de coacción en su cartera empresarial, ya que no puede hacer con Pescanova lo que Caixanova con R, y en el resto de empresas relevantes, no tiene el peso para que supongan una desinversión estratégica en Galicia.
Por tanto, este juego se enmarca en las guerrillas de la fusión. La venta depende del perfil estratégico de Caixanova: pájaro en mano (venta inminente, dos semanas), o ciento volando (no hay venta inminente y esta baza se utiliza durante toda la negociación para lograr una situación de poder).
Chau