Aparicio. UN MINISTRO que dió un portazoy se marchó… No conocia yo esta historia, donde aparece el chulo de De Guindos y CIA…
Visto en el pais…
Aznar había nombrado ministro de Trabajo a Juan Carlos Aparicio el 25 de febrero de 2000. Era un gesto político y personal, también en clave interna, de partido y entre los dos afectados. Aparicio había sido su vicepresidente en la etapa de Aznar como líder y presidente de la Junta de Castilla y León.
Y el burgalés era uno de los políticos de esa época que aún podía dirigirse a Aznar con cierta soltura para soltarle las verdades que nunca le gustaron. Aparicio, que ya había sido secretario de Estado de Empleo y que había fomentado con los sindicatos una relación de confianza, se tropezó esa mañana del 24 de mayo de 2002 con que a Aznar, a su ministro de Economía Rodrigo Rato y a su secretario de Estado de Economía, el hoy ministro Luis de Guindos, les había reventado la paciencia. No más negociaciones. El sorprendente idilio con José María Fidalgo, líder entonces de CCOO, se rompió. El plan era que esa reforma laboral que modificaba la cobertura a los parados y reducía los costes del despido entrase en vigor en enero de 2003, pero los planes se anticiparon y se aprobó el decretazo.
Aparicio se enteró en la mesa de Consejo de Ministros aquella mañana. Cogió la cartera oficial de ministro, la cerró, apartó la silla, se levantó y tomó las de villadiego. Dio un portazo. Y no metafórico. Salió a los jardines de La Moncloa y se piró. Aznar y los demás ministros no daban crédito. No había sucedido algo así nunca. Aznar salió literalmente detrás de Aparicio pero no le convenció, ni siquiera con su buena forma física. El futuro político de Aparicio estaba sentenciado, como se comprobó muy poco después. El nuevo ministro de la Presidencia, Juan José Lucas, que debía dar fé de lo que pasaba en el Consejo, llamó luego a su amigo Aparicio, con el que había coincidido años en la Junta de Castilla y León, y le preguntó: "Oye, Juan Carlos, esto es siempre así?". No, no lo era.
Solo veinte días después, el 9 de julio de ese verano, Eduardo Zaplana sustituyó a Aparicio, político más técnico y trabajador que hábil en las maniobras, más dialogante y conciliador que brillante, en la más amplia remodelación del Gobierno ejecutada por Aznar para encarar su etapa final en el poder. De Aparicio aún guardan buen recuerdo los sindicatos que le montaron la huelga, que achacan la responsabilidad de lo que ocurrió al propio presidente, a su ministro de Economía y a De Guindos. Cuando dejó el Ministerio, Aparicio no tuvo la suerte de otros ex del Gabinete Aznar que sí pasaron a formar parte del consejo de la FAES, la fundación ideológica del expresidente. Fue nominado para la alcaldía de Burgos, la ocupó durante ocho años tras vencer en las urnas y en las últimas autonómicas renunció a seguir. Ahora es diputado de base en el Congreso y responsable de formación en el PP.