La alta definición es el nuevo centro de disputa de grandes compañías. La bajada en precios sobre todo del LCD más que el plasma y la llegada de reproductores asequibles es un pastel del que nadie quiere desprenderse. En la lucha por conseguir un estándar HDMI sin hilos tenemos por el momento a dos candidatos. El primero es WHDI (Wireless High Definition Interface), tecnología relativamente nueva para la conectividad de vídeo HD (hasta 1080i) sin cables, proporcionando enlaces sin compresión que entregan hasta 3 Gbps en un canal de 40 MHz.
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El alcance es de 30 a 45 metros -paredes incluidas- y fue presentado en el CES de 2007 pero está de actualidad porque Sony, Samsung, Hitachi, Motorola y Sharp se han unido para respaldarlo; van en busca del estándar. Es desarrollado por la compañía israelita Amimon. El "pero" es que WHDI soporta HDCP (High-Bandwidth Digital Content Protection), un gestor de derechos digitales presente en el difunto HDDVD y Bluray.
Enfrente tenemos a Wireless HD, conocido también como WiHD, apoyada por Intel, NEC, LG, Samsung o Sony (estos últimos repiten) y que vio la luz a principios de este año, por lo que es aún más reciente. Sin embargo, tiene más potencia por cuanto actualmente alcanza transferencias de entre 2 Gbits y 5 Gbits. Lamentablemente incluye el protocolo de encriptación DTCP (Digital Transmission Content Protection) para evitar la copia de los contenidos.
Existen reproductores de alta definición que permiten hacer streaming desde PCs para poder trasladar vídeo a nuestros televisores pero el WiFi no ofrece la misma capacidad de transporte. El futuro sin cables hace necesario un estándar definitivo con el que seguiremos ahorrando en soportes salvo que queramos guardar un documento concreto.
Mientras exista DRM en estas tecnologías, ¿no sigue siendo más factible reproducir un Matroska?
