Además de la creación de Surf con MásOrange, Vodafone ultima un acuerdo con Telefónica para crear una sociedad a la que transferir conjuntamente 3,5 millones de hogares con el fin de vender una parte a inversores institucionales.
Las NetCo, o compañías que gestionan infraestructura de fibra, están de moda. Las operadoras que en los últimos años han desplegado sus propias redes de fibra, encuentran en la creación de sociedades independientes, una forma de vender parte de su red sin perder el control, manteniendo a los clientes y el derecho de uso de cara al futuro. Aprovechan de esta forma el interés creciente de los fondos especializados en infraestructuras para obtener financiación con la que reducir deuda.
Lo ha hecho Telefónica con Bluevía, Digi con la venta de más del 60% de su red a los fondos detrás de Onivia y es lo que planean hacer MásOrange y Vodafone con su NetCo llamada Surf.
Los siguientes en la lista son Telefónica y Vodafone1. La Vodafone de Zegona tiene intención de jugar a dos bandas para sacar el máximo rendimiento a su red compuesta de 11 millones de hogares, de los que solo 3,8 millones de hogares son de fibra hasta el hogar.
Así, ambas empresas han firmado "un acuerdo de intenciones no vinculante" con el que "inician un periodo de negociaciones exclusivas para acordar los términos definitivos" para la creación de una empresa conjunta de fibra óptica a la que traspasarían una huella total de alrededor de 3,5 millones de hogares (una tercera parte del tamaño de Surf) en la que actualmente hay 1,4 millones de clientes activos.
El acuerdo además incluiría condiciones para que Vodafone pueda seguir accediendo al resto de la red de Telefónica, que alcanza casi 30 millones de hogares, en condiciones ventajosas y que parte de los clientes que ahora están sobre red de Vodafone pasen a la de Telefónica.
Telefónica ya se ha mostrado en reiteradas ocasiones y de forma pública, abierta a estudiar acuerdos con Vodafone que le permitan trasladar clientes de la caduca red de cable HFC heredada de la malograda compra de Ono, a su red FTTH.
El fin del acuerdo entre antiguos enemigos es optimizar la gestión de su huella a la vez que obtienen ingresos con la venta de una parte a un inversor institucional, como fondos de infraestructuras o de pensiones.