La industria de las telecomunicaciones sigue buscando nuevas formas que permitan llevar la conectividad a la red hasta el usuario final. Dos de las tecnologías más de moda son el Wimax, aun en fase de consolidación, y de FTTH, o fibra hasta el hogar.
En Japón el 26% de los accesos a internet ya se realizan sobre fibra óptica, sea directamente o a través de VDSL. En Europa los accesos mediante Wimax o FTTH no superan el 2,7%.
El principal operador Español no quiere perder el tren y trabaja ya en los dos frentes. El pasado año se hizo con el operador Iberbanda y este mismo año tiene previsto el despliegue de su NGN o Red de Nueva Generación, que no es más que fibra óptica llevada hasta los hogares.
Sin embargo, Telefónica pone condiciones para invertir en el despliegue de su red: no tener que compartirla. Y ahí está el problema. El posible daño a la competencia. Es por ello que la CMT esta escuchando a los actores del sector antes de tomar una decisión. Las posibles soluciones son dos. Quitarle a Telefónica la gestión de la red convencional de cobre y que esta función la realice un organismo independiente o bien que la nueva red la despliegue la administración, a través de los ayuntamientos y las operadoras tengan que alquilarla en condiciones de igualdad. Así ocurre en el País Vasco, donde la red es propiedad de la administración y que gestiona Euskatel.
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