En el último mes, la banda ancha británica ha perdido un 33% de velocidad si tenemos en cuenta los megas anunciados en las ofertas. En realidad, las conexiones funcionan como siempre y todo se debe a que las operadoras han tenido que adaptarse a una nueva normativa que prohíbe anunciar velocidades inalcanzables para la mayoría de usuarios.
El 1 de abril entraron en vigor las nuevas normas sobre publicidad que deben seguir los proveedores de internet británicos a la hora de anunciar sus ofertas. Las operadoras no han tardado en revisar a la baja los megas que prometen para poder cumplir con la nueva regulación.
La media de velocidad comercializada por todas las compañías en el país, que hasta marzo era del 21.66 Mbps, ha perdido 7,08 Mbps, hasta situarse un 33% por debajo, en 14,58 Mbps. El brutal bajón es debido a que con las nuevas normas, la velocidad que aparece en las ofertas tiene que ser alcanzable al menos para el 10% de los clientes.
Este cambio ha afectado sobre todo a las ofertas de ADSL, como las de 20 megas, que aunque técnicamente permiten alcanzar esta velocidad, por ejemplo, en un domicilio muy cercano a la central y con un par de cobre en perfectas condiciones, la realidad es que muy pocos usuarios reúnen esas condiciones y la amplia mayoría navega a velocidades que llegan a estar muy por debajo. Parece lógico entonces que la publicidad haga referencia a la velocidad de la mayoría y no a la de una élite.
En el caso de Telefónica, que opera en Reino Unido con la marca O2, sus conexiones, que se anunciaban como de 20 Mbps, han reducido la velocidad a "hasta 16 Mbps".