Un estudio científico demuestra por primera vez la relación entre la exposición a la radiación del móvil y la cantidad de comida que se ingiere, lo que según los autores podría ser una causa más de la actual epidemia de obesidad.
Sabemos que la radiación electromagnética afecta al cuerpo humano, principalmente en forma de aumento de la temperatura de los tejidos. Los niveles habituales que se usan en las redes móviles y otras fuentes de radiofrecuencia están regulados y vigilados para que se mantengan dentro de límites considerados seguros, por lo que este efecto es imperceptible e inocuo. Sin embargo, lo que no sabíamos es que la radiación del móvil puede modificar la conducta alimentaria del usuario. Aunque suene a magufada, esta es la conclusión de un estudio científico serio realizado con humanos.
Hasta ahora se sabía que exponer a radiación a animales de laboratorio hace que coman más, pero en esta ocasión esta vinculación se ha probado con sujetos de nuestra especie.
Investigadores de la universidad alemana de Lübeck sometieron a 15 individuos a 25 minutos de uso del móvil antes de servirles un lujoso buffet. En las pruebas se utilizaron dos modelos de móviles algo obsoletos, elegidos así según los investigadores para evitar perjudicar la comercialización de modelos actuales. Se trata del Motorola L2 y el Nokia 5800d-1, dos móviles GSM que utilizan la banda 900 MHz, pero que tienen niveles SAR (Specific Absorption Rates) similares a modelos actuales, con un SAR de 0,97 W/kg y 1,33 W/kg respectivamente. Los móviles se colocaron junto a la cabeza del sujeto durante este tiempo.
La cifra de SAR representa la cantidad de energía que es absorbida por los tejidos del cuerpo. En Europa esta medida limitada legalmente a un máximo de 2 W/Kg. Cada móvil tiene su propio valor, como se puede comprobar en el buscador de la Oficina Alemana para la Protección contra la Radiación, que mantiene un listado con el SAR medido en los modelos de móvil más conocidos.
El estudio concluye que los participantes que se expusieron a la radiación incrementaron su consumo hasta un 27% más que el grupo placebo, con tendencia a comer más carbohidratos. El estudio sugiere que el cerebro podría aumentar su consumo de energía al exponerse a la radiación, lo que impulsaría a comer más para compensarlo. Los autores señalan la radiación electromagnética "como un posible factor que contribuye a comer en exceso en los humanos, lo que subyace en la epidemia mundial de obesidad".