La cobertura de fibra en España es de las más grandes de Europa y los rankings de velocidad ya muestran al país en primer lugar entre los grandes del continente. Los ciudadanos disfrutan de velocidades gigabit y latencias muy bajas en sus casas, pero en el exterior, el impacto visual de las redes sobre las fachadas empieza a preocupar en los grandes núcleos de población.
Las redes de telecomunicaciones son consideradas infraestructuras de interés general, así que la Ley General de Telecomunicaciones otorga algunos derechos especiales a las operadoras, como no tener que pedir permiso a los propietarios de los edificios para pasar su cable o fijar cajas en fachadas e interiores. La oferta regulada MARCO facilita que las operadoras alternativas puedan utilizar los conductos y arquetas de la vieja red telefónica para tender su cableado y expandir su huella sin demasiada obra civil. Esta regulación favorable para las telecos permite que actualmente incluso pequeñas operadoras de ámbito local puedan emprender la aventura de llevar fibra a sus vecinos.
Los edificios de nueva construcción vienen equipados con infraestructura para alojar la fibra de forma discreta en canalizaciones subterráneas, verticales y cuartos RITI donde las operadoras instalan sus módulos CTO. Pero en las viviendas construidas antes de 1999 esta infraestructura de telecomunicaciones no existe, así que hay que instalar las acometidas en la fachada junto con las cajas terminales donde estas se conectan. Cada operador con red propia lleva hasta este punto su red, así que no es difícil ver fachadas donde se agolpan varias CTO, que con el paso del tiempo y la intervención de técnicos y contratas poco escrupulosas acaban teniendo un aspecto de dejadez.
En Barcelona un movimiento ciudadano iniciado por el historiador Agus Giralt ha conseguido cierta repercusión en las redes bajo el hashtag #patrimonicablejat con el que se denuncian gráficamente estas situaciones publicando fotografías en Twitter de los peores casos. Solo hay que echar un vistazo al hashtag para comprobar que algunas operadoras no están manteniendo correctamente sus redes, pues pueden verse cables sin sujetar, cajas colgando y acometidas con conectores desprotegidos. En algunos casos sobre edificios antiguos e incluso protegidos.
15 ciudades españolas cuyo casco histórico está en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO consiguieron el compromiso del Ministerio de Cultura de que en la futura reforma de la Ley del Patrimonio Histórico se obligue a las operadoras a ocultar el cableado dentro de los cascos históricos, por lo que parece que no será necesario llegar al extremo visto en otros países.
