LA FUSIÓN AUNACABLE-ONO ESTARÁ LISTA ANTES DE FIN DE AÑO, COINCIDIENDO CON EL V/B DEL GOBIERNO A LA DIGITAL
La fusión entre ONO y Aunacable será una realidad en un mes, coincidiendo con el visto bueno del Gobierno a la de las plataformas digitales, prevista para el 15 de diciembre. La operación que alienta el SCH es parte esencial de la fusión digital, como coartada necesaria para el v/b del Ejecutivo a los planes de Jesús Polanco y César Alierta.
La fusión de las cableras será una realidad incuestionable en breve plazo, porque así lo quiere el accionista común de ambas, el SCH de Emilio Botín, y el propio Gobierno, necesitado de un gran cableoperador al que abrir los contenidos de la futura plataforma digital única. Dos escollos principales: la valoración de ambas empresas, y el protagonismo de Eugenio Galdón como eventual presidente de la resultante. Y un tercero en discordia: las dificultades añadidas por la integración previa entre Retevisión (activos de telefonía fija) y Aunacable.
Sin embargo, al Gobierno y, en concreto, a su ministro de Ciencia y Tecnología, Josep Piqué, esta fusión le viene como anillo al dedo y de ahí el impulso a que se produzca. Con la fusión digital en ciernes previa aceptación por parte de Telefónica y Sogecable de las condiciones que imponga el Consejo de Ministros, la operación Auna-ONO permitirá al Ejecutivo, o así lo cree, ‘frenar’ las críticas al exceso de concentración entorno a Prisa.
Las divergencias en cuanto a la valoración de ambas compañías tienen que ver con la distinta situación financiera y con su implantación geográfica. A pesar de interés de Joan David Grimá, responsable de Auna, por enfatizar los problemas de ONO, la realidad es que la posición financiera de ambas es tan delicada que ninguna parece tener asegurada su financiación más allá de un semestre.
En cuanto a su posicionamiento geográfico, Auna quiere hacer valer su implantación en demarcaciones demográfica y económicamente más potentes (tal que Menta, en Cataluña; o Madritel, en Madrid), mientras que ONO (presente en Valencia, Albacete, Santander, Baleares, y Cádiz) enfatiza su mayor eficiencia, su mejor gestión de los recursos y su agresividad comercial. En suma, mejor desarrollo comercial y técnico del negocio, y más abonados.
Esta situación es la que da paso al problema que encarna el protagonismo de Eugenio Galdón, presidente de ONO, en la operación. De acuerdo con las fuentes, Galdón aspira a presidir también la sociedad resultante, a lo que se opone Grimá y el propio Emilio Botín. La discrepancia podría esquematizarse del siguiente modo:
-ONO ha hecho sus deberes mejor que Aunacable, y no puedo admitir que ustedes me impongan un equipo gestor –afirma un Galdón que tiene la mayor parte de su patrimonio invertido en el cable.
-Ni hablar –le replican desde Auna-. No sería de recibo que presidiera un hombre con un porcentaje mínimo en la sociedad resultante.
-En ese caso no hay problema: ¡cómprenme mi participación! -No estamos dispuesto: usted va a la operación y corre los mismos riesgos que los demás.
Con el informe del TDC en torno a la fusión digital prácticamente ultimado y listo para salir pasado mañana, 13 de noviembre (aunque algunas fuentes alargan el plazo hasta el día 19), el Gobierno dispone de un mes a partir de ese momento para hacer la foto finish de la operación, con las condiciones que muchos creen ya pactadas, y a las que deberán dar su aprobación las huestes de Polanco y Alierta.
Esas condiciones estarán razonablemente ligadas a la existencia de un gran cableoperador con capacidad para competir con la plataforma digital única, que vendría obligada por el Ejecutivo a abrir sus contenidos al cable, lo que determinada la importancia de la operación ONO-Aunacable y la posición de ventaja de un Emilio Botín dispuesto a abandonar la pesadilla de Auna con algún beneficio. Una operación a tres bandas, en suma, entre el satélite, el cable y el Gobierno Aznar.
