En los próximos meses Estados Unidos podría tener un operador de telecomunicaciones centrado en, por encima de todo, mantener el anonimato del usuario en Internet. La empresa, todavía en fase de planificación, no tendría ánimo de lucro y plantea interesantes retos al gobierno norteamericano en materia de espionaje de la red.
En Estados Unidos la relación entre la privacidad de las telecomunicaciones y el Gobierno han sido siempre bastante tensas, con distintas leyes y nuevos proyectos para facilitar el acceso a los datos en la red y los registros de actividad. Ahora surge una voz discordante, y que será completamente legal mientras la actual legislación norteamericana no cambie.
Detrás de este nuevo proyecto de operador está Micholas Merrill, alguien que ya hace unos cuantos años estaba al frente de otra empresa similar, y que resultó ser el primero en ganar judicialmente un recurso ante la solicitud del FBI de conseguir datos personales de sus clientes.
Ahora, retomando el mismo camino y a diferencia de los grandes operadores estadounidenses, se plantea crear una empresa proveedora de conexión a Internet haciendo hincapié en la privacidad, utilizando sistemas de cifrado ubícuos, sistemas de registro (logging) limitados y negándose de primeras a las solicitudes de datos de sus clientes por parte del gobierno.
De hecho, actualmente se encuentra en la fase de conseguir los fondos (unos dos millones de dólares) necesarios para echar a andar, momento en el que pasará a tomar el mando una organización sin ánimo de lucro llamada Calyx Institute.
La tecnología a utilizar será WiMAX, cifrando cualquier comunicación extremo a extremo en navegación web, o incluso en el almacenamiento de los correos electrónicos en los buzones.
Por el momento se plantean unos precios de unos 20 dólares mensuales sin límites en el volumen de tráfico generado, aunque podría darse el caso de tener que pagar por adelantado el coste de todo un año (unos 240 dólares).