Autocontrol, organismo que juzga de forma no vinculante si la publicidad con la que anuncian sus productos las empresas es veraz, vuelve a sentenciar que no se puede llamar ilimitada a una tarifa que esconda un límite en su letra pequeña.
No es la primera vez que Autocontrol declara como engañosas las tarifas que se venden como ilimitadas. Los bonos Gigas Sin Fin de Euskaltel fueron su última víctima, al concluir que no podían llevar la expresión "Sin fin" en su nombre puesto que tenían un límite de 25GB.
Los GB no son infinitos si tienen un límite
Esta vez le ha tocado a la marca revendedora de Orange TuMóvil, contra la que un particular presentó una reclamación1 por su tarifa anunciada como GB infinitos + Ilimitadas por 12,90€, siendo que está limitada a 400GB y 5.000 minutos. La empresa se defiende asegurando que estos límites aparecen claramente en la publicidad y en el contrato. La doctrina de Autocontrol es que no se puede llamar ilimitado a un producto que declara límites, por lo que se trata de publicidad desleal.
Un consumidor medio normalmente informado y razonablemente atento y perspicaz, interpretará las expresiones “sin límites” e “ilimitada”, en el sentido de que, al contratar la tarifa promocionada por el precio indicado, se beneficiará de una tarifa carente de límites. […] Si en una parte menos destacada de la publicidad en la que se promociona la tarifa constan limitaciones aplicables a una oferta que se presenta en el mensaje publicitario principal como “ilimitada”, lo cual, como se ha dicho, es una “contradictio in terminis”, el destinatario puede ser inducido a error sobre el alcance real de la tarifa que se promociona.
La política de Autocontrol para decidir si estas tarifas son engañosas es demasiado ingenua, ya que sitúa en desventaja a las empresas que, sin renunciar a utilizar el gancho de llamar a su tarifa "ilimitada", son más transparentes que otras al hacer público dónde está el límite real. Por que lo cierto es que en la práctica no existen tarifas sin limitaciones, dado que todas están sujetas a una política de uso razonable que proteja la red de usos anormalmente altos para los que no está preparada.
Este el caso de Orange y Vodafone con sus ilimitadas, que aunque no explicitan en su letra pequeña dónde está el límite real (y por tanto el criterio seguido por Autocontrol daría por buena su publicidad), los usuarios han demostrado con evidencias cómo existe un límite definido en sus sistemas a partir del que se reduce la velocidad.
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