¿Quién mejor que El Jueves para sacar punta de una tasa arbitraria e injusta?. La portada, con una mujer cantando una letra de Sergio Dalma en la ducha mientras un asalariado de la Sociedad General de Autores y Editores le requiere el pago del canon, es ilustrativa de hasta dónde quieren llegar con su afán recaudatorio.
Dice hacia el final su editorial en páginas interiores: "Nosotros proponemos enchironar a todo el mundo un par de meses al año, por los delitos que pudieran cometer. ¿Para qué multar a la gente cuando comete una infracción si podemos hacerlo antes, cuando es posible que lo cometan?. (...) Nosotros, amigos, también somos autores. Del género graciosete barra tontolaba, pero autores al fin y al cabo, y todavía no se han presentado los de la SGAE con nuestra parte del pastel. Así que no queremos despedirnos sin lanzar un mensaje: ¡Señores de la SGAE!, ¡Teddy!, ¡Ramoncín!, ¡Queremos cobrar un canon por los chistes que se cuentan en las bodas!. ¡Y por los lápices, que la gente es muy ladina y se copia nuestros chistes!. ¡Queremos ser como vosotros!. O... ejem, un momento... no, no queremos".
Las viñetas no tienen desperdicio, baste este ejemplo. El Jueves pide canon para los diseñadores de moda (gravemos la tela, hilo, tijeras y dedales), para los maestros relojeros cuyas obras son copiadas (al cuarzo, vidrio o acero) y por qué no, para los grafistas que ven vulnerados sus derechos (en este caso sería a maquinaria, tinta o rodillos).
Humor pero triste realidad. Hay que dar las gracias a El Jueves que siempre está apoyando esta causa como la semana pasada. Su último número es altamente recomendable. Cómpralo y mejor aún, compráselo a quien desconozca este tema porque verlo en un medio tradicional no es algo que se de mucho por estos lares.
Y firma, que hace falta, y demanda, y sobre todo, comparte.
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