Chile ha puesto ya en funcionamiento la ley que garantiza la neutralidad de la red en su territorio. Con ella, los operadores están obligados a informar adecuadamente de cualquier restricción de tráfico, y pasarán controles trimestrales de calidad.
El país sudamericano fue el primero de todo el mundo en anunciar que garantizaría por ley la neutralidad en la red. Ahora, un años después, todo ha tomado forma y ya se ha puesto en funcionamiento el mecanismo que asegurará que los chilenos no sufren inesperadamente un filtrado de tráfico o límites en la conexión.
Para que los ciudadanos sepan qué es la neutralidad de la red y qué ventajas les aporta, el gobierno chileno conjuntamente con los operadores y organizaciones civiles han elaborado el portal informativo neutralidad.cl. En él, se indica que todos los operadores deberán tener disponibles toda una serie de datos relativos a sus ofertas de acceso a Internet.
Además de la velocidad de subida y de bajada, tiempo de solución de averías y los límites de tráfico (si se aplican), se les obliga a hacer pública la tasa de agregación, que relaciona la suma de las velocidades contratadas sobre un enlace troncal del operador con la propia velocidad de éste. A menor tasa de agregación mejor experiencia de usuario, ya que la red será capaz de soportar más usuarios simultáneos utilizando su enlace al 100%.
Por otro lado, aunque la ley permite al operador priorizar, pero bajo ningún concepto bloquear, ciertos protocolos (VoIP, P2P…) para mantener la "estabilidad y la seguridad de las redes", tendrá que hacerlo avisándolo adecuadamente en la oferta y sin entorpecer la competencia. Es decir, por ejemplo, el operador no podría ralentizar la velocidad sólo de YouTube porque es el que más se visita y que otros portales similares como DailyMotion o Vimeo funcionen a pleno rendimiento.
Por último, cada tres meses las empresas proveedoras de acceso a Internet tendrán que pasar test de calidad fijados por la Subsecretaría de Telecomunicaciones de Chile.
Entre los aspectos a medir están la velocidad de conexión (máxima, mínima y media) en cada modalidad ofrecida, o la latencia de la red. Todos estos datos serán también públicos, para ayudar a que el usuario final contrate la conexión que mejor rendimiento real ofrezca.