La histórica cablera vasca se prepara para dar uno de los pasos más importante en sus 25 años de historia al transformar su red de cable, compuesta por enlaces de fibra que alimentan a los ramales desde donde sale cable coaxial de cobre hacia las viviendas, por una red compuesta en su totalidad por fibra óptica con arquitectura GPON, similar a la que usan el resto de operadoras FTTH.
2,4 millones de hogares en el País Vasco, Asturias y Galicia, regiones estas últimas donde se hizo con las cableras Telecable y R, empezarán a conectarse a una nueva red de fibra hasta el hogar a partir del próximo año. La inversión para esta migración durante el 2021 y 2022 es de 313 millones de €, a los que habrá que sumar otros 51 millones durante el 2023, según informa el diario Expansión en su edición de pago.
El precio parece razonable si se tiene en cuenta que la red actual de Euskaltel, solo en el País Vasco, ha necesitado 1.800 millones de inversión desde su creación para dar servicio a 1,2 millones de hogares, aunque queda por ver qué porcentaje exacto de la planta actual quedará migrado a FTTH para entonces. La red estaría a cargo de una nueva compañía filial a la que se traspasarían las infraestructuras.
¿Aprovechó el cable su superioridad frente al ADSL?
La red HFC proporcionó en su momento prestaciones muy superiores a las que ofrecía la red ADSL de Telefónica, con mayor velocidad en ambos sentidos y mejor latencia. Sin embargo, la masificación de la fibra hasta el hogar en los últimos años, cuyo desarrollo es especialmente avanzado en nuestro país, deja obsoletas a las redes de cable de cara al futuro.
El cable ha estirado su viabilidad gracias a las evoluciones del estándar con el que funcionan, DOCSIS. Aunque el actual DOCSIS 3.1 ya tiene su sucesor en DOCSIS 4, la inversión parece que no resulta rentable para Euskaltel, sobre todo si se tiene en cuenta el coste de mantener (incluyendo el consumo eléctrico) una red activa frente a una red pasiva que solo transmite haces de luz como las redes GPON.