En una resolución de la CMT publicada hoy se decide abrir un expediente sancionador contra Telefónica por una infracción muy grave del mecanismo de recuperación de clientes desde los operadores alternativos. Por ello, el ex-monopolio se enfrenta a sanciones multimillonarias.
El procedimiento que marca la normativa de Oferta de acceso al Bucle de Abonado (OBA) define que para hacer efectiva una portabilidad hay que identificar el par de cobre en uso dentro de las centrales correspondientes, para luego conectarlo a las cabeceras del otro operador. Cuando el cambio se hace de un operador alternativo a Telefónica, se le denomina como "recuperación de bucle". Así mismo, se debe informar a la empresa que es objeto de la pérdida del cliente con al menos cinco días de antelación para que trate de retener al usuario.
Telefónica, por su parte, estaría saltándose esta regulación tramitando las portabilidades utilizando pares vacantes, como si el usuario estuviese contratando una segunda línea para su hogar, e inutilizando la conexión con el alternativo (ver imagen arriba).
Si se tratase de una segunda línea, esto supondría la instalación en las dependencias del usuario de una segunda toma de entrada para ese segundo bucle, algo que Telefónica no hace.
Todo esto surge de una queja que en agosto de 2010 presentó Orange donde se solicitaba una investigación de estos hechos que afectan a su modo de funcionar, ya que Telefónica no estaría notificando que iba a proceder a una baja automática, libre de coste para el operador que pierde el cliente, tal y como están obligados en la OBA.
El operador dominante excusa su comportamiento argumentando la dificultad que entraña identificar el bucle afectado, algo a lo que están obligados y que hacen los alternativos para tramitar portabilidades, y al desconocimiento de que el cliente solicitante desea dar de baja sus servicios actuales con el alternativo.
Sin embargo, después de que la CMT realizara una investigación sobre 294 usuarios que portaron desde Orange, Vodafone o Jazztel a Telefónica, se constató que hay indicios para empezar un prodecimiento sancionador contra esta última, ya que en la mayoría de los casos Telefónica tenía constancia de que se estaba pidiendo una portabilidad y no una segunda línea, hecho que obliga a identificar el bucle en uso, desconectarlo del operador actual y conectarlo a su red propia. Todo ello, con el mencionado aviso previo al menos cinco días antes para que el alternativo trate de retener a su cliente.
Otra evidencia es que el 81% de los usuarios preguntados afirmaron que en su casa Telefónica no había instalado las rosetas nuevas que implicaría una segunda línea paralela a la del operador alternativo, sin afectarla, con el bucle nuevo.
Por lo tanto, con estos movimientos Telefónica estaría impidiendo a los alternativos realizar contraofertas para tratar de retener la línea en su poder, además de estar dándose ella misma un trato mejor que el que ofrecen a la competencia.
En definitiva, la CMT tipifica estas actuaciones como infracciones muy graves, con lo que se ahora se abre un procedimiento que será largo, pero que podría finalizar con una sanción a Telefónica.
Las cifras que se manejan en estos casos son 20 millones de euros o el 1% de los ingresos brutos anuales del negocio afectado, en este caso las comunicaciones fijas, y que generaron 11.400 millones de euros.